martes, 30 de noviembre de 2010

Luna fue, es, será...

Luna fue…
Familia cuando el sol quemaba el despertador
Agua, caminos, risas para acabar en una habitación
Luna fue…
Curiosidad que tuvimos los dos, sentados
Bebiendo estrellas de alcohol, tumbados

Luna es…
Palabras en mi cabeza rodando por la carretera
Dormir, dejarse la espalda, vivir en escena
Luna es…
Tu vida, la mía, ambas escaleras, tropezón
Tu herida, la mía, que uno sí y otro no

Luna será…
Tiempo, gente, sueños, a grandes rasgos
Lo que hasta ahora han sido sus años
Luna será…
Lo que tu dios quiera que sea, seremos
Saldrá todas las noches, tras días que no vemos

Luna fue, es y será…
Ante todo, vosotros, ante todo, la realidad
Luna fue, es y será…
Ante todo, nosotros, ante nada, que es de verdad

sábado, 27 de noviembre de 2010

No mires (está bailando) [2].

-          Este lugar es una mierda.
-          Ya ves… ¡Joder!

Un codazo casi le tira la copa, su única salvación para aguantar en ese nido de desesperados insulsos. Si nadie estaba a su altura, ¿por qué se juntaban con ellos? Suponían que socializarse con la masa estúpida era parte de intentar ser normal.

-          Mira a ese, vaya idiota.
-          ¿Le conoces?
-          No me hace falta, míralo 5 minutos y después dime.
-          Mmm…- y observó a un tipo que bailaba cerca suya-. Vale, sí, es bastante estúpido. ¿Dónde aprenden a bailar?
-          ¿Quién te dice que eso que está haciendo sea bailar?

Los dos amigos rieron y siguieron observando a la gente. Siempre había alguien de quién reírse. Puede que quizás ellos no fuesen perfectos, incluso seguramente fuesen peores personas que los demás, pero les daba igual. Eran un par de genios, o al menos estaban locos.

El reloj se le debió estropear a uno de los chicos, pues el tiempo se paró en cuanto la vio entrar. Hasta ahora no se había fijado en la iluminación, pero le daba igual, para él todos los focos estaban puestos sobre ella. La luna no había salido esa noche hasta ese momento, ella hizo que se evaporasen las nubes que la tapaban. Entonces él se dio cuenta de que había una cosa que brillaba más que las estrellas esa noche. Esa sonrisa no podía ser real.

-          Pérdida momentánea de las facultades cerebrales. Tío, vuelve a la tierra.
-          Tío, acabo de viajar por todo el mundo en cuestión de segundos, y lo mejor está solo a unos metros de mí.
-          ¿De verdad te gusta?
-          Me atrae.
-          Dila algo. No te va a matar, creo.
-          No tiene pinta, pero… ¿quién te dice a ti que no lleva un arma oculta? Aunque ya me dirás dónde… Sí, allá voy.

Estaba hecho, un tipo como él tenía las de ganar. Era inteligente, diferente, con personalidad. Ella parecía estar buscando algo, y no sabía que estaba a punto de encontrarlo. Se acercó a ella y se tuvo que armar de muchísimo valor.

-          Eh…
-          Vaya, ¿eres idiota o algo así?- dijo ella. Parecía un poco borde.
-          No, yo…- venga, estaba chupado-. Eres perfecta.
-          No me conoces.
-          No me hace falta. Sin conocer a esta gente de nada, te puedo decir que la mayoría son idiotas. Mira a ese.
-          Ah- y miró al chico-. ¿Está bailando?
-          No sé. ¿Quieres bailar?
-          Mmm…
-          Qué estúpido soy, no se bailar- se apresuró a decir al ver que ella dudaba. Más vale una retirada con orgullo que un rechazo y un corazón roto.

Se fue y la dejó allí plantada con una mezcla de indiferencia y de sorpresa. Volvió a donde está su amigo y se colocó de espaldas, de tal forma que ella no pudiese ver la cara de gilipollas que tenía.

-          ¿Qué hace?
-          No mires, está bailando.
-          ¿Sola?
-          Eso parece. Es un poco rara. ¿Quién querría bailar con ella?

Él. Él quería bailar con ella. Y no sabía como, pero bailar era lo de menos. Quería estar tiempo con ella, hablar con ella, correr con ella, saltar, reír, cantar, llorar, gritar, escribir, ir al cine, ir a pasear, salir, beber, sangrar, matar. Lo que fuese, pero con ella. Le parecía curioso. ¿Por qué a una persona le atrae otra sin conocerla? Y decían que el físico no cuenta. Y es verdad que no cuenta, pero él tenía la certeza de, que si por fuera estaba bien, por dentro era mejor.

-          Voy a hablar con ella otra vez.
-          Allá tú. Te espero aquí con la escoba para barrer los trozos de pseudo-persona que queden de ti. No mires ahora, está bailando- hizo una pausa-. Ve ahora, ha parado y se ha acercado a beber algo a aquella mesa de allí.

Ella le vio acercarse. Sonrió un poco. Pero no era una sonrisa de alegría. Mas bien era una sonrisa de “prepárate, estoy a punto de arruinar tu vida”, pero le dio igual. Ella tenía un imán para su sufrimiento de acero. Los pies se movían solos y la boca se movía sin permiso de la razón.

-          Hola, soy el idiota de antes…

martes, 23 de noviembre de 2010

Y qué si llueve.

Coge su guitarra para pelearse con los gatos
Por la noche en un callejón, nunca va a esperar al sol
Nunca se hace de día, nunca crece ninguna flor
Pero él ya tiene sus cartones, eligió antes que ser rico
Ser feliz y pobre y respirar muerte para el pulmón

Y qué si llueve puede taparse la inspiración
Siempre hay algo de chatarra y tela en su seco corazón
Cada gota le afina las cuerdas de su musa, de su amor
Él pone la letra, y ella la melodía
Él crea sentimiento y ella lo convierte en poesía

Coge su guitarra para pelearse con los perros
Los días nublados en un callejón, alguien se asoma al balcón
Alguien tiende sábanas, alguien tiende almas sin ocupación
Pero él ya tiene su canción, es para esa chica
Para la más bonita que ve desde su castillo de cartón

Y qué si llueve puede taparse la cabeza
Con cualquier mierda que le tire su princesa
Cada gota le afina la voz, para regalársela a su amor
Él pone los “te quiero” y ella pone los “yo no”
Él pone la sangre, y ella las agujas de su dolor

Coge su guitarra para pelearse con las ratas
A cualquier hora en un callejón, después de tomar la decisión
Después de estrujar su mente con las ideas de muerte
Pero él ya lo tiene todo pensado
Arrancar las cuerdas de su guitarra y todo habrá terminado

Coge su guitarra para pelearse con los gusanos
Después de su muerte en un callejón
Que se comen sus penas y sus miserias
Causados por la chica de blanco del balcón
Que suerte tiene la maldita que ya no le molestan
Las canciones que hablan de su vida perfecta

Y qué si llueve pueden tapar el cadáver
Pero nunca podrán quitar el recuerdo
Entre animales del pobre ahorcado
Que confesó en su último suspiro
Morir por estar enamorado


Gracias Mario =D

sábado, 20 de noviembre de 2010

Y si nada sale bien [1].

Volveré a empezar de cero.

-          ¿Sabes? Me gustaría que siempre fuese julio de noche
-          ¿Por qué?
-          Ya lo sabes.

Y empezaron a andar. Su amigo no quería seguir con el tema, así que hablaron de cosas más banales.

-          Tronco, las camas vuelan.
-          Lo se, el mundo de los sueños es una isla, y los barcos están muy desfasados.
-          Pues sí. Hay que tener cuidado y saber conducirlas, una vez casi me choco contra una bandada de cocodrilos voladores.
-          Esos son los mejores sueños, dignos de un cuadro de Dalí. Apuesto a que mis topos con bazooka los derribarían sin problema. Si el cocodrilo fuese a atacarles desde arriba, se ocultarían en algún túnel.
-          Puede, pero a lo mejor no los verían, los topos son cegatos perdidos.
-          Mmm… sería una batalla espectacular. Al menos no soñamos con unicornios.
-          Ni con dragones.

Entraron en una tienda a comprar algo de beber. La gente los miraba, y era normal. No eran los típicos chicos que te podrías encontrar por un barrio como el suyo. En cierta manera eran elegantes, un par de dandys adaptados. Empezaba el invierno, y el sol frío les daba en la cara mientras caminaban.

-          ¿Y con esta qué tal?
-          ¿No querías cambiar de tema?
-          Sí, pero no se me ocurre nada.
-          Pues ya sabes. Julio de noche, era lo mejor. Y ahora… ahora si nada sale bien, volveré a empezar de cero.
-          Como siempre pues.
-          ¿Y tú qué?
-          Pues ya sabes. Un poco de allí, otro poco de allá. A veces pienso en sentar la cabeza, pero no tengo mucho tiempo libre. Parece mentira el presente que ocupa el futuro eh.
-          Sí, tienes razón. Apuesto a que los topos y los cocodrilos no tienen ese problema.
-          Es lo que tiene ser sueño. ¿quién te dice a ti que nosotros no somos un sueño? Además el sueño de un hijo de puta.
-          Pero que muy hijo de puta. Ya podría soñar que nos pasa algo bueno, y no que tengamos que estudiar y demás.
-          Si por ti fuese, vivirías siempre sintiendo, te alimentarías de ella, respirarías de su perfume, ya sabes, cursiladas de esas.
-          Sí, pues tú vivirías de sexo y libros.
-          ¿Para qué más?
-          Mmm… tienes razón. Cuidado.

Un enorme trozo de edificio se desplomó a su lado. Y de repente todo se volvió en blanco y negro. Todo se derrumbaba a su alrededor, y los vagones del metro aparecían saltando, emergiendo desde la profundidad de las calles, como serpientes marinas en medio del agua. Sin embargo a ellos no les pasaba nada, y seguían caminando tranquilos.

-          Si antes lo dices, antes pasa.
-          ¿Somos sueño? ¿Y quién puede soñar una estupidez así?
-          No sé, pero esto en julio no pasaba.
-          Nada sale bien.
-          Habrá que empezar de cero.

Mientras, en el mundo real, un cocodrilo volador intentaba dormir. Y lo que provocaba el derrumbamiento de su sueño, no eran más que bazookazos lanzados por su eterno rival, el topo.

martes, 16 de noviembre de 2010

Ella, ella, ella (y Marea).

Me bastan dos horas de felicidad a tu lado,
que no se llama arriesgar si se sabe que es fracaso.
No quiero ser un poeta para tenerte a mi lado.
No quiero ser un poeta contigo.
Pero qué digo, si lo que escribo sale de tus labios.

Cantemos algo típico de la luna sola en medio del cielo,
que te he visto en cada palabra de lija y terciopelo.
Gritemos cosas de la primavera que llena de flores el suelo
y de cómo las pisas antes de remontar el vuelo.
Pero qué digo, si te vas después de los miedos.

Ella, ella, ella, está en cada canción de Marea,
y no consigo saber cual de los dos
es más perro verde, más ladrador, menos mordedor.
Lo pueden llamar plagio o inspiración
que a mi me la suda y que con palabras
he juntado las partes más sucias de mi corazón.

No necesito un lápiz que sepa dibujar,
me bastan dos sentimientos que se lleven mal.
Que yo también me orino en ese destino,
no me vale nada si no estoy contigo.
Pero qué digo, lo vuelvo a buscar.

Cantemos que algún día te pincha la soledad,
que destiñen tus pestañas tus lágrimas de mar,
que ventea el viento los alfileres de tu vestido azul,
que barniza el cierzo tu pelo como el betún.
Pero qué digo, si en cada canción estás tú.

Ella, ella, ella, está en cada canción de Marea,
y no consigo saber cual de los dos
es más perro verde, más ladrador, menos mordedor.
Lo pueden llamar plagio o inspiración
que a mi me la suda y que con palabras
he juntado las partes más sucias de mi corazón.

Pero qué digo si veo su sonrisa de plata,
que no hay cosa más incandescente.
Pero qué digo, si diga lo que diga me mata.
Tendré que hacer como el viento de poniente,
como el humo de mis venas que me miente.

Gracias a Javi Feu por la discografía. Un abrazo Javife! =)

domingo, 14 de noviembre de 2010

Plátanos y albaricoques.

Nuestro querido protagonista sale de su casa, despreocupado, pensando en el agradable paseo que se dispone a dar bajo el resplandor del sol. Los pajarillos cantan y salen de sus nidos para buscar gusanos que llevarse al pico. Las mariposas vuelan torpemente camuflándose con los colores de las flores, flores que son atacadas por las abejas en busca de miel. Un día primaveral como otro cualquiera.

Piensa que no hay nada que pueda estropearle el día, pero se equivoca. Yo, el autor, estoy aburridísimo, y pretendo pasar un rato divertido a su costa. El protagonista, en su pequeño mundo imaginario de mi mente, me mira, empezándose a preocupar. Para él soy como un dios, dueño de su destino.

-         No me hagas nada malo, por favor- me implora-. Yo solo quería dar un paseo agradable, tal vez tomar un helado, comprar el periódico, sentarme en un banco…

Pobre de él, ya le estoy haciendo que se dé media vuelta para ir a por un paraguas, pues el cielo se está nublando, y me apetece convertir el tiempo en otoño. Todo ha perdido bastante color, y el suelo cruje bajo sus pies por las hojas secas caídas.

-         Bueno, el otoño tampoco está mal, puedo comer castañas asadas. Que sepas, oh maldito creador, que no me voy a rendir en tu batalla contra el aburrimiento.

Le hago pasear, mientras camina se encuentra con un par de vecinos, van de negro y se dirigen a un entierro, en el bosque, en las afueras del pueblo. Si me aburro mucho, puedo hacer que se pase por allí, para darle un toque de emotivismo al relato.

En el fondo me da pena, así que voy a concederle las castañas que me ha pedido antes. De la nada, hago aparecer un puesto, con su anciana dependienta y todo.

-         Déme un cucurucho de castañas, por favor.
-         No tengo, solo me quedan plátanos caramelizados y albaricoques asados.
-         Maldito cabrón- dice el protagonista, mirando al cielo, donde cree que debo de estar-. Bueno, pues déme un albaricoque de esos.

Al menos le he concedido algo que llevarse a la boca, y además calentito, porque hace un poco de frío.

Prosigue el protagonista su paseo cuando hago aparecer otra desdicha. La chica de sus sueños, o al menos la que lo será a partir de ahora. Solo tengo que hacer un par de cambios en su corazón y listo. Nuestro amigo le echa valor y la saluda, veamos cómo me divierto.

-         Eh… hola
-         Hola- contesta ella, sonrojándose.
-         ¿Eres nueva en el pueblo?
-         Pues claro, ¿no has oído que me acaban de crear?
-         Sí, sí, perdón, no es culpa mía, en realidad quien te creó a ti es también el que me creó a mí, y no sé por qué está empeñado en hacerme putadas varias.
-         No te metas con el creador, o lo pasarás mal ¡fatal!
-         ¿Peor aún?- vuelve a mirar hacia arriba con desesperación-. Bueno, a lo que iba… ¿te apetecería que quedásemos algún día para tomar algo?
-         ¡Claro que sí! Me llamo…- y no dijo nada más, porque la hice desaparecer en ese momento.
-         ¡Maldito cabrón! Me estás arruinando el día… ¡si quieres hacer algo más, hazlo ya!- y justo en ese instante, hice llover mientras sonreía malévolamente.

Como no soy tan mal dios, le hice refugiarse en un viejo y destartalado bar. Le pidió al camarero una botella de absenta y un vaso de chupitos. Yo nunca he bebido absenta, pero me han contado que es puro fuego, así que a ver como termina nuestro protagonista.

Hora y cuarto después, sale del bar completamente distinto de cómo entró, despotricando contra el amor y amando al despecho, pues gracias a él, se ha metido para el pecho, líquido para no ver. Que rima me ha quedado y cómo va nuestro amigo. Apenas se tiene en pie.

-         Yo solo quería pasear… y pum! Mira como he acabado. Me has jodido maldito escritor. Has creado en mí sentimientos, ilusiones, cosas de esas…y en unas cuantas líneas me lo has quitado todo. ¿Qué te he hecho yo?

Pobre, si supiese que no me ha hecho nada… solo le hago comprender el tipo de cosas que nos encontramos la gente real, todo eso son problemas cotidianos. La gente tiene que vivir sintiendo, por suerte, él no es real, y esto no le durará mucho. Por cierto, andando has llegado al entierro del bosque.

-         Estamos aquí reunidos para decir adiós a los que se van- decía un cura con una parsimonia y un desánimo tremendo-.

En el entierro, alrededor del foso donde iría el ataúd, se encontraba la gente del pueblo, y para sorpresa de nuestro amigo, está su amada chica sin nombre y desaparecida. Los habitantes le miran con pena mientras el cura seguía con su discurso.

-         Tenía muchas formas de huir, pero terminó loco por solo, que mejor que solo por loco- acabó el discurso del cura.

El protagonista intentó decir algo, pero no pudo, no le dejé, e inmediatamente, empezaron a enterrarle, y él, inmóvil, se quedó quieto bajo la tierra, sin ataúd, en un entierro furtivo. Y nuestro protagonista, muy idiota él, no se extrañó de nada. Este no es lugar para un entierro. ¿Soy, o no soy un puto genio?

viernes, 12 de noviembre de 2010

Para gustos los colores/Pintauñas de Noviembre.

Bienvenido a casa. No vas a llegar a nada
Te has perdido muchas cosas y el color de las baldosas
Por donde tenías que avanzar se ha gastado
De tanto arrastrar tu pincel arruinado
De tanto arrastrar tu pelo despeinado

Bienvenido a casa. Hay cuchillos de plata
Te sirvo el corazón en un plato de hojalata
Que se oxidó con la sangre derramada
De tanto arañar con las uñas pintadas
De tanto arañar tus mejillas usadas

Para gustos los colores y para ti
Me visto de arco iris hasta los cojones
Sin sufrir. Que soy de mil sabores
Menos de ti. Que huelo a todas las flores,
Orquídeas, pasifloras y jazmín

Bienvenido a casa. Quien no mata no pasa.
Te has perdido muchas cosas, he cargado la pistola
Dispara al levantar, que no le de tiempo a respirar
De tanto sorprenderse por tus huesos blanquecinos
De tanto sorprenderse por tus dedos suaves como el lino

Bienvenido a casa. Píntate las uñas mujer.
Azules o naranjas y déjamelas ver
Que me gustan tus locuras hoy, mañana y ayer.
De tanto hablar, se nos seca la boca
De tanto hablar, la lengua se me vuelve loca

Para gustos los colores y para ti
Me visto de arco iris hasta los cojones
Sin sufrir. Que soy de mil sabores
Menos de ti. Que huelo a todas las flores,
Orquídeas, pasifloras y jazmín

Respecto a tus uñas granates, en tus dedos no siempre
Son Navidades, pero bueno. Se te hacen los ojos
Dos farolillos rojos y la estrella fugaz, tu sonrisa
Pasando deprisa, haré que no deje de brillar

Pintauñas de noviembre, que pinte todo lo que entre
Para gustos los colores, y en tus manos
Los sabores de todo el año pero en abril
Orquídeas, pasifloras y jazmín

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Distracciones.


-          Amigo, creo que ya ha bebido más de la cuenta.
-          Gilipolleces. Mientras tenga dinero puedo seguir bebiendo. No veo el letrero de “derechos de admisión”.
-          Pero me espantas a la clientela. Mira al chaval de antes.
-          Poeta de manos vacías decía… Yo también soy poeta.
-          Al ritmo que estás matando el vodka, me lo creo… jodido borracho.
-          Dame la botella y me voy.

Y así fue. Era mediodía, la hora menos adecuada para andar por la calle bebiendo. Tampoco le apetecía ir a casa. Le apetecía noche, tranquilidad, que solo le acompañaran los gatos. Que las polillas enamoradas de las farolas fuesen sus únicas testigos. Era muy fácil. Se sentó en un banco del parque y cerró los ojos.

Escuchó un estornudo.

-          Salud- dijo sin saber de dónde procedía.
-          Gracias, no estoy muy acostumbrado a que me hablen.
-          ¿Qué…? Oh… vaya- no se lo podía creer.
-          Sí, soy yo. El que empuja la tecla. El que trepa, araña y muerde.
-          ¿Y hablas?
-          Y estornudo.
-          Seguramente esté soñando. Y es un sueño tan raro que seguramente sea por el alcohol. Vodka para ser más exactos.
-          Hablas como si me interesara- y se puso a dos patas. No se había fijado, pero era igual de grande que él-. Lo único curioso es que el vodka no es tuyo. ¿Recuerdas al chico del bar?
-          ¿Al niñato poeta?
-          Exacto. Pues el vodka era para su… su…
-          ¿Su?
-          Exacto.

El borracho empezó a mirar a su alrededor. Estaba en el mismo parque en el que se había sentado a cerrar los ojos para esperar la noche. La cual ya había llegado y había traído consigo ese gigantesco hurón.

No se dijeron nada durante un rato, pero el silencio no fue incómodo ni mucho menos. Simplemente parecía que cada uno estaba pensando que decir a continuación. La respiración pausada del borracho y los estornudos del hurón pasaron a segundo plano, siendo sustituidos por una terrible tormenta.

-          ¿Tormentea?
-          Y escasea.
-          Pasa de la bebida, ya te he dicho que no es tuya.
-          Ahora voy a dársela a la chica. Pero no se dónde está.
-          Pregúntale a ellos- y señaló a los rayos que caían con la cola-. Ellos lo saben todo. Viajan a una gran velocidad.
-          Van muy rápido. Además, dudo que sepan hablar.
-          ¿Lo has intentado?

El borracho, sin apenas pensárselo, estiró una mano y agarró un rayo.

-          ¿Cómo es que no me has matado?
-          ¿Quieres morir en tu sueño?
-          No, no. ¿Dónde está la chica?
-          A ver… dame un segundo- y le relampagueó la mano-. Vale, es por la tarde… está en el gran parque. Ve rápido que te la entretienen.

Y abrió los ojos. Era cierto, la noche no había llegado más que en su sueño. Sin pensárselo y con la botella en la mano, echó a correr. Sus pies iban solos, como guiados por un rayo, hasta el parque. Se encontró con la escena más extraña que pudo haber visto. El chico del bar y una chica. La gente de alrededor esperaba expectante una respuesta, aunque él no sabía a qué pregunta. Así que avanzó al lugar donde estaban los chicos.

-          Ten, de parte de tu hurón.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Con la voz ronca.

No hay más estrellas en el cielo que gotelé en mi habitación
Unas que me iluminan por la noche y otras que me agujerean el corazón
Y lo coso, con los hilos de tu saliva, para cicatrizar las heridas
Y para que no me duela, lo hundo en toda tu mierda

Y fuego a fuego se ha hecho el suelo y las quemaduras me cubren el cuerpo
Me apago con una copa que escuece menos que el alcohol
Que no me mancha la ropa, si no la cubre el sonido de tu voz
Que todo lo que me pasa, es reflejo de tu odio en mi habitación

Y agárrate la melena morena, que los sueños te despeinan
Y las pesadillas traicioneras nunca esperan
Y estira las mejillas mi niña, que no quiebre tu sonrisa
Cada despertar solo es un día más

No hay más lunas en el cielo que la que te regalé yo
Recuerdo que con la tontería me respondiste con el sol
Y tu cerebro de los cojones, puso nubes a trompicones
Envidioso, celoso, harto de aguantar las bobadas de tu corazón

Y hielo a hielo se ha hecho el techo, que no quema como el fuego
Pero me jode el invierno que ha llegado a cualquier rincón
Con la voz ronca no hace más calor, que el que daría tu cuerpo bajo mi edredón
Que todo el tiempo que pasa, me mata al no verte más

Y agárrate la melena morena, que los sueños te despeinan
Y las pesadillas traicioneras nunca esperan
Y estira las mejillas mi niña, que no quiebre tu sonrisa
Cada despertar solo es un día más

Con la voz ronca y los hilos de tu saliva, enhebramos unas sábanas
Y con tu saliva en mi voz ronca nos levantamos por la mañana
No te despeinan las pesadillas pero sonríes al despertar
Te he estado vigilando toda la noche, para verte un día más

Y agárrate la melena morena, que los sueños te despeinan
Y las pesadillas traicioneras nunca esperan
Y estira las mejillas mi niña, que no quiebre tu sonrisa
Cada despertar solo es un día más

sábado, 6 de noviembre de 2010

Verde y amapolas. (Odio e ira).

-         ¿Por qué haces esto?
-         ¿Qué pasa, imbécil? ¿acaso la punta de  mi zapato no sabe bien?- y le dio otra patada en la boca.

Siempre, de una manera u otra, las chicas acaban haciéndole daño. No se lo merece, ni mucho menos, simplemente no tiene suerte. Al menos este daño no es sentimental, sino físico, aunque mucho se teme que en poco tiempo también será lo primero.

-         La idea de apagarte un cigarrillo en la piel fue tuya, tantas mierdas de conversaciones, tantas cursiladas, y sabías que íbamos a terminar así- hizo una pausa para que gritase-. A fin de cuentas, estamos juntos de algún modo.
-         No lo entiendo- dijo entre sollozos-. ¡Yo daría todo por ti!
-         Y dime, ¿acaso no estás dando tu mísera vida?

Y ella no se cansaba de darle puñetazos, patadas, escupirle, quemarle, hasta que el sudor y la saliva de ella se mezclaban con la sangre de él, incapaz de defenderse por una serie de circunstancias que llamaba sentimientos.

Él, no sabe ni cuando ni cómo, había acabado en su habitación, y se estaba fijando en las paredes. Eran verdes. Pensando en el verde, en la tranquilidad y el sosiego, se olvidaba de los insultos y golpes que estaba recibiendo. Pero para ella el verde era odio, y ella odiaba lo que él sentía por ella, y tenía la necesidad de acabar con algo sentimental de una manera física.

-         ¿Crees que este dolor va a hacer que cambie de opinión respecto a ti? No tienes otra solución que admitirlo, me gustas- Y con una sonrisa pícara escupió sangre.
-         ¡Cállate!- y le tiró una silla encima, pensando que con suerte le rompería un par de costillas.- No intentes levantarte- pero ya lo estaba haciendo.

Amapolas, amapolas rojas, pero no intensas. A esas amapolas les faltaba un color más vivo, el de la ira, y ella almacenaba tanta ira en su interior que podría pintar campos enteros de amapolas. Él estaba de pie, enfrente suya, con heridas y quemaduras, parecía imposible que aún tuviese ganas de sonreír.

-         ¡Entiéndelo! Tú me das esta sonrisa, y cuanto más me pegues, más reiré, porque es una conexión física, y cuanto más me quemes, más reiré, porque el fuego es una conexión emocional, y cuanto más me escupas, más reiré, porque es una forma de tener tu saliva cerca de mí.
-         ¡Te odio! – gritó antes de clavarle un pequeño puñal en la subclavia, haciendo que la sangre salpicase por toda la habitación, y colorease las amapolas con sentimiento.

Él yacía en el suelo, sin color, estaba todo en las amapolas, con una expresión de paz que solo el verde podía conseguir, y ella, sudando, con sangre que no era suya por encima y llorando, se inclinó ante él para besar el cadáver de la única persona que se había atrevido a sentir algo por ella…