lunes, 10 de julio de 2023

Blue is the warmest colour

      Hace mucho calor. Un calor de mil demonios. Pero tengo un plan, yo te digo y tú me dices. Vamos a escapar de aquí (y no te hablo de soñar, ya verás). Podríamos coger un coche y largarnos hacia el mar, no hay amanecer en esta ciudad. Nos da el sol en la cara pero yo ya lo había olido en tu cuerpo. Espero que hayas cogido el bikini azul, te queda realmente bien. Sonrío, sonríes y miras la guantera, hay un sobre y solo pone "palabras que me gustaría decirte", y se tuerce un poco la sonrisa y dejas el sobre donde estaba. Y las canciones siguen sonando una tras otra y yo me pregunto si todos estos cantantes te conocen, porque no me explico que todas las canciones hablen de ti.


     Hace mucho calor. Un calor infernal. Pero está la toalla en la arena mientras yo estoy condenado a mirarte desde fuera y dejar que solo te toque el sol. Sí que llevas el bikini azul, y en esta cala cala el amor hasta los huesos y las olas que rompen parecen gritar tu nombre antes de desnudarse en espuma. Resplandeces tanto que solo puedo estar agradecido de que existas y ojalá ser la sal que te va a abrazar el resto de la mañana. Y solo puedo maldecir las gafas de sol que matan las miradas. Pero tú lo sabrías y te las quitarías, y sería tan triste como en la película de Godard, porque tú me hablas con palabras y yo te miro con sentimientos. Vamos a beber.


     Hace mucho calor. Un calor que hiela. Pero bebemos y comemos, y reímos y amamos como Ícaro amó el sol, demasiado cerca, demasiado. Y bebemos más, y es vino que pinta de su color tus mejillas, y sigues riendo, y me gustaría decirte que me gustaría reír contigo el resto de mi vida. Y cuando me miras así, ¿qué esperas que haga? Y tú me miras y quieres saber si el sentimiento fluye igual en ambos sentidos, como en la canción de los monos. Se crearía, tal vez, seguramente sí, algún momento incómodo. Un silencio. Vamos a romper las olas con nuestros cuerpos.


     Hace menos calor, porque está el atardecer muriendo poco a poco. Estamos un poco más morenos y resalta el azul del mar, y el del bikini. No hemos vuelto a hablar mucho desde las preguntas al aire. No se han movido tus labios, ni los míos, pero no me he callado desde que alguna vez podrías haberlos besado. Y la idea de que pudieses hacerlo otra vez se ha atascado en mi cerebro, que no ha dejado de pensar en ti y en ello. Volvemos al coche y sucede ese momento maravilloso que llaman "golden hour" y el día podría terminar perfectamente con esta estampa del sol cayendo y la chica dorada sentada en el asiento del copiloto. Y pienso que podría ser tuyo hasta que el sol deje de brillar. Y así termina el día.


     Termina el día y no ha habido ninguna muestra de amor (física). Te bajas del coche, es de noche y nos vamos a decir adiós, pero tu adiós es una palabra y el mío suena a no te olvides de mí ni de todas las cosas que hicimos. Puede que en otro universo estemos enamorados. 


     Ha hecho mucho calor pero ha sido un buen día de playa.




 

martes, 4 de julio de 2023

Esta movida no tiene título (o sí)

Han sido semanas intensas, eh. Pues ya tenéis bien de material, que me piro de vacaciones y no creo que suba nada hasta después del verano. Chao, pejcao.


No entiendo nada de tu cuerpo pero querría en silencio

que fuese el hogar de mi boca si se desboca en tus orillas.

No entiendo tus ojos pero todo arde, arde el fuego

y hasta el mismo infierno cada momento en que me miras.

Pero siempre quiero saber si tú también llevas en las manos

un par de agujeros hechos de las ausencias de no tocarnos.


No entiendo nada del verano pero te abrazo y huelo el sol

que se ahorca en tu cuello con los besos que no te he dado.

No entiendo la luna pero sé que es basura si con cada canción

te brillan más los ojos como dos luceros rotos que se me han destrozado.

Pero siempre quiero saber si tú también te la pasarás en agosto

recogiendo los tornillos que he perdido porque me has vuelto loco.


No entiendo nada de tu pelo pero ojalá fuese yo el viento

del que nace la anarquía que enreda tu vida y sale del corazón.

No entiendo tus labios pero subiría mil peldaños siendo ciego

para llegar y besarlos y morderlos, saborearlos hasta que digas adiós.

Pero siempre quiero saber si tú también llevas a la espalda

un saquito lleno de palabras, podridas y endulzadas que no llegarán a nada.


No entiendo nada del otoño pero llega otro y quiero sentir

que no llueve en vano y que llorando debajo nadie se dará cuenta.

No entiendo las estrellas pero me quedaré con ellas para escribir

más amor y más palabras que hilos en las bragas donde durmió mi cabeza.

Pero siempre quiero saber si tú también seguirás huyendo

como hacen las penas cuando ven tus piernas si te saben viniendo.


No entiendo nada de tu pecho pero sé que no hay funeral

en que velar este muerto que late lento pero aquí seguirá.

No entiendo tus pies ni ellos la piel por la que taconear al caminar

porque quieren venir, volar y huir de lo que dices y nunca se dirá.

Pero siempre quiero saber si tú también llevas en los bolsillos

el secreto guardado de dormir a su lado pero soñando conmigo.


No entiendo nada del tiempo que cae de mis dedos y gotea

como el suspiro y el lamento quedo de estar siempre vestidos.

No entiendo otra vez las nubes, y mira que la tuve como a la marea,

que también estaba hasta las tetas de poetas que no hacen más que ruido.

Pero siempre quiero saber si tú también has acariciado el miedo infinito

como el pétalo de una flor que ignora su olor y solo haces del mundo bonito.


No entiendo nada de tu ombligo pero sé que está prohibido

y hace nacer de mí la rebeldía del que vestía solo de espumas.

No entiendo las heridas que nos dan la vida, ni creo en el destino

que será borrado por las olas de tus pasos más firmes que las dudas.

Pero quiero saber si tú también sabes que no seremos nadie,

solo una cicatriz, el cosquilleo en la nariz y abrazos errantes.