jueves, 20 de octubre de 2016

Cita romántica en Chernóbil

Tus labios son niebla y no quiero ver.
Quiero ser tu carita del revés.
La radiactividad de tu cuerpo desolado
me convierte en un mutante enamorado.

Preparamos el picnic en un parque abandonado,
treparé por la noria, gritaré a los reactores destrozados.
Saldrá la luna verde brillante y se deslizarán
los tentáculos por debajo del traje de seguridad.

No echo de menos tener sólo dos brazos para abrazarte,
dos pies me parecían pocos para seguirte a cualquier parte,
y quien tuviera los ojos como yo para verte siempre desnuda,
y tantos oídos para escucharte incluso cuando me susurras:
“quiéreme monstruosamente como no lo ha hecho nadie”.

Tu pelo son nubes y va a llover.
Quiero ser tu carita del revés.
Plutonio, uranio, son parte de nuestro cielo,
que caiga la radiación mientras bailan nuestros huesos.

Vamos a desayunar a la orilla del lago,
usaré mis aletas, ya estoy acostumbrado al fango.
Saldrá el sol rojo brillante y nos traerá
pájaros mutantes que nos cantarán:

No echan de menos pocos brazos para abrazarse,
con tantos pies van juntos a cualquier parte,
y quien tuviera sus ojos para ver siempre lo especial
que se pone ella cuando empieza a susurrar:
“quiéreme monstruosamente como no lo ha hecho nadie
y como nadie lo hará.”



lunes, 10 de octubre de 2016

Lugares

     Hay lugares en los que no me gustaría estar. Cayendo desde un séptimo piso. En mitad de la trayectoria de una bala. En una cazuela gigante esperando a ser comido por caníbales. Perdido en mitad de un bosque. Haciendo un examen cualquiera de una materia infinita. En un avión que está a punto de estrellarse. Surfeando, o intentándolo, en un tsunami. Haciendo puenting sin cuerda. En carnaval sin disfraz. Delante de un espejo que me diga siempre la verdad. A punto de tomar veneno...

     Sin embargo, hay otros lugares en los que estaría sin dudar.

     Esperando abajo para cogerte si eres tú la que se cae desde un séptimo piso. En mitad de la trayectoria de una bala si así impido que llegue hasta su final, que está en tu piel. Entre el grupo de caníbales que observa impaciente una cazuela gigante en la que tú estás dentro. Perdido en un bosque si tus brazos son la tienda de campaña que necesito y tus ojos las estrellas que me guían. Haciendo un examen si todas las preguntas son sobre tu vida y tus virtudes. En un avión que está a punto de estrellarse si lo hace en una isla desierta y tú estás conmigo. Surfeando, o intentándolo, en un tsunami que esté hecho de tu saliva. Estaría en ese espacio de aire que ocupa la cuerda que se estira mientras eres tú la que hace puenting. En carnaval sólo con mi disfraz de piel si va a juego con el tuyo. Delante de ti diciéndome la verdad. Bebiendo el veneno que son tus besos...

     El caso es que, creo yo, queda claro lo que quiero decir, ¿no? Mi casa está donde estás tú. (Asomado a una ventana donde se vea un corazón.)