miércoles, 21 de junio de 2023

Lost in translation

      He vuelto a confundir estar solo con ser libre. Estoy sentado en la cama, no a los pies, sino en un lado, mirando por la ventana y ni siquiera sé si parpadeo mucho. Hay luces de neón pero no termina de ser de noche. Pudiera ser que fuera hubiese ruido, pero las ventanas no dejan pasar ni un pitido de algún coche, como siempre en todas las ciudades. Y no puedo decir lo mismo del interior, y no sé si del interior de mi cabeza, que no para tampoco, o del interior del hotel, que hay golpes y correteos, y es normal, porque en cada habitación vive, duerme, se disfruta e incluso muere una forma de amor. Hay quien va a un hotel de luna de miel, hay quien va con un amante, hay quien va a romper, o bueno, esto no lo sé, pero sé que en cada habitación puede haber uno, dos, tres o más corazones rotos o enteros, y aquí está el mío que no sabe ni cómo está, salvo iluminado, solo o libre. Y oigo ruidos en el pasillo.


     Sé que estás en la puerta y te muerdes el labio. ¿Llamas? ¿Entras? Si lo haces... ¿es para hacernos compañía o para estar solos juntos? Piensas en si levantas el puño y diriges los nudillos hacia la puerta. Suspiro y me levanto y te abro y sonreímos. Podemos tomar algo del minibar, total, qué más da, hay vicios caros y baratos y se van a juntar todos. O podemos salir de la habitación, bajar al bar, salir del bar, salir de la ciudad e incluso del país. Y puede que nos siguiéramos sintiendo así. Te llevas el vaso a la boca, tampoco parpadeas mucho y nos miramos y tu cabeza tampoco para y puede que esta habitación se parezca entonces a las otras. O no. Menos fea ahora que estás, como todo desde que estás, es la lucha, es el combate que llevan a cabo los ojos que miran todo desde la belleza contra lo feo del mundo y de la vida.


     Y la huida es hacia adentro, dejando salir primero un suspiro para hacer sitio a besos, caricias, sueños y desgracias que nos pueda traer esto. Salen después lágrimas y no está mal llorar, una de las tres mejores cosas que hay en el mundo. Además te limpia los ojos para seguir mirando bien, bonito, desde la belleza, blanca, bucólica, algo brumosa como las sábanas que nos están envolviendo desde hace rato. Y las sábanas de los hoteles no suelen ser suaves pero se han contagiado de tu piel y tu susurro, sedoso y sutil, como las manos y el cuello. Y te ríes, pero es una sonrisa lejana porque en tu mirada no estoy yo, solo hay neones y alrededor de ellos está tan oscuro como oscuro está todo dentro y todo fuera.


     Entonces decides no levantar el puño, los nudillos aprietan la nada como la nada habrían apretado. Abres la mano y dejas salir la nada, libre o sola, que de esa perpleja incertidumbre trata esto, de esas vacilaciones, del titubeo del destino que ni él mismo se atreve a hacer y en el que no creemos. Suspiras y te vas, yo giro levemente la cabeza, pero será solo alguien más por el pasillo del hotel yendo a una habitación, con su corazón y a ver qué pasa. Yo también suspiro y tú te alejas y caminamos a la vez en dos planos (físicos y emocionales) distintos, y tú abres la puerta del hotel y yo la del minibar, y tú te muerdes los labios y yo beso un vaso. Y me vuelvo a sentar y a pensar si soy libre o si estoy solo.








domingo, 18 de junio de 2023

Dos moscas follando

Ayer un muy buen amigo me lanzó el reto de escribir un poema/canción con este título. Las razones ya son otro tema. Si lo hacía (y lo he hecho) él tendrá que convertirlo en una canción BONITA, así moñas y tal, así que hala, aquí lo tienes. Tócate algo (con la guitarra).


Ya sé que no seremos como un beso no será singular,

pero deja que emane el sueño por el canto de tu dudar.

Tú no preguntas pero sabes qué hay cerca de mis huesos:

un cuchitril donde cabes cuando te hastías de tanto vuelo.


Ya sé que no dormirás como la luna detrás de la ventana,

no por el recelar ni por las aldabas golpeando tu espalda.

Tú no te mueves pero sabes que esto es un colchón de rosas,

unas espinas para que no me extrañes y un nido de mariposas.


Pasearás como las polillas por el rellano, te escribiré usando la tinta

que ha ahogado a las dos moscas follando que me han estado dando envidia.

Darás más vueltas que las piedras que me siguen la corriente

como si fuese yo el río de tus piernas y tú el campo de este verso silvestre.


Ya sé que no coseremos estos cuerpos en vela y olvidados,

pero se me ha erizado el pelo cuando he visto arder nuestras manos.

Tú no preguntas y no lo sabes pero yo te cuento y te rondaré

para que un hilillo rojo nos ate cuando el precipicio nos haga caer.


Ya sé que no amanecerás como salen los caracoles,

no por vacilar ni por la hiel que se llevarán mil soles.

Tú no quieres y no sabes que te he purgado las pesadillas,

he limpiado con la lluvia los males que se albergan en tus costillas.


Pasearás como las polillas por el rellano, te escribiré usando la tinta

que ha ahogado a las dos moscas follando que me han estado dando envidia.

Darás más vueltas que las piedras que me siguen la corriente

como si fuese yo el río de tus piernas y tú el campo de este verso silvestre.


Pasearás por mi cabeza dando saltos, te escribiré usando la tinta

que ha ahogado a dos moscas follando, pero tú eres más bonita.

Darás más vueltas que las piedras que me siguen la corriente

como si fuese yo el río de tus piernas y tus piernas donde dormirá mi frente.




martes, 6 de junio de 2023

El mordisco y la tormenta

 Soplará el viento aunque no haya molinos;

ya no tengo más miedo que el de seguir vivo.

Me repican los pies y solo lo sabe este campo

que nunca huyo del ayer y me alcanzan sus pasos.

Tu risa se desbordará de todas las copas

y la desazón me ahogará en una alcoba que zozobra.


Y cuánto pesa esta culpa, ¿acaso con mis brazos

puedo rodear la luna si me cuca el ojo que tanco?

Que estoy hecho de la nada que han dejado las heridas,

sangrando poco más que palabras y tallando cenizas.

Seré otro desconocido más al llegar el alba,

que la noche se nos va y nos despoja de su calma.


Intentaré masticar la tormenta y solo mezclaré tronidos

con los rayos que me aventan y el resuello del gentío

que solo está para incordiar como el chillido de la cabeza

por intentar soñar cuando el vendaval no me deja.


Me hartaré de llorar y de una cara gris,

me prenderé de tu amar y tu florido pensil.

Me castañetean los huesos y solo lo sabe la ropa

que nubla este deseo cuando hasta los anillos sobran.

Tu trote descarriará todos los caminos

y en mi marchito caminar no te encontraré conmigo.


Y cuánto pesa esta culpa, si no se distinguir

entre venus y la espuma en este cuadro donde malviví.

Que estoy hecho del ansia viva que han dejado los muertos

en una cama podrida donde caen cristales y fuego.

Seré otro extraño más cuando me adelante el pasado,

la noche que te desperezará entre la sal de los charcos.


Intentaré masticar la tormenta y solo mezclaré tronidos

con los rayos que me aventan y el resuello del gentío

que solo está para incordiar como el chillido de la cabeza

por intentar soñar cuando el vendaval no me deja.

Pararé el mordisco que convierta de un solo bocado

mi cabeza en una calavera llorona que lleves en tus manos,

la lanza contra mi pecho enjuto, los caballos por la espalda,

el funeral de todos los minutos, la lápida que será apartada

y salga mi carne a relucir para que me gimas y me llores,

si no es por follar ni morir, será por la congoja de todas las noches.