domingo, 24 de septiembre de 2023

Ahora soy y tú siempre serás

      Estoy escribiendo tanto de repente que hay cosas quedándose fuera del futuro libro, como esto que dejo por aquí y que he me ha salido casi del tirón juntando frases en un viaje por carretera.


Soy el río que corre junto a la carretera y no mira hacia atrás,

una nota arrugada en la cartera y el cielo comiéndose al mar.

Tú siempre serás un charco que recuerda todas las pisadas,

unos ojos que no descansan y que sueñan este suelo de navajas.


Soy la mano que doma tu silencio, un pétalo en otoño,

la sombra en la pared de un recuerdo y un par de besos rotos.

Tú siempre serás de arcilla y plata, las mañanas eternas

y una noche que no acaba para envolverme en tus piernas.


Soy un hierro que ha bebido del icor de muchos dioses,

un mar a veces embravecido porque te muerde los talones.

Tú serás un pájaro vestido de tornasol, la perdición en un vaso

que riega la huerta de este corazón que florece tras tus pasos.


Soy el humo y soy la guerra, un verso que supura húmedo amor,

un luciente casco de Atenea y una tumba vacía sin nombre ni voz.

Tú serás el revolcón contra la luna, la sangre en las cadenas de mis muñecas,

la ausencia de un abrazo que abruma, la tinta forjada con llamas y miserias.


Soy un trecho hasta la hora menguada, un caballo que tose pavesas,

una herida en el lienzo que no sangra, el sorbo que agota tus tetas.

Tú serás por dentro de colores, el punto en el mapa cerca del suelo,

la reivindicación que hace canciones, las cervezas del color de tu pelo.


Soy un ladrillo en una casa vacía, un tocón de árbol vestido de telarañas,

la tormenta que asusta al perro que ladra, el tejado donde las ratas bailan.

Tú serás un carro, una vela y el viento, la pura rebeldía del junco que aguanta

por mucho que sople el pulmón del tiempo, por mucho que siegue mi guadaña.


Soy una línea maltrecha en la mano, el rocío que tiene pereza por salir,

una palabra en el espejo del baño, un colchón con historias a medio zurcir.

Tú serás una bola de cristal y su mensaje, la siesta donde sueñas que vendrás

el poema malnacido del desastre, el sabor que tienen los manteles a medio limpiar.


Soy solo ceniza y sin fumar, la nieve, el hielo, un efímero suspiro,

un tacto que se eleva sin hogar, la nada y solo lo que escribo.

Tú serás el fuego que crece, el calor, más hielo y es que serás eternidad,

serás siempre para siempre, siempre que queden poemas para confesar.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Kamadeva [2020]

Llevo todo el verano sin escribir. No sé cuándo volveré a hacerlo así que aquí dejo esto del 2020 y a seguir con la vida, chavales. Ánimo para el comienzo del curso.


Cómo oscila la seda y qué es lo más sagrado,

vuela la ropa ligera en tus caderas

porque sabe lo que están diciendo mis manos.

Cómo se toca la piel y de qué está hecho el alma,

rezumas leche cada vez que te dejas caer

en el lecho de tulipanes para ti que es mi cama.


Y si llega, sigue existiendo hasta que amanezca,

que esta sangre en polvo que me asfixia

es solo una caraba de Kamadeva

que al verte a mi lado me envidia

y hace que con la alborea

te entren miedos, te entre primavera,

y cada vez que correteas

me llevan los demonios, bailan los planetas.


Por qué vale la pena morir y cada cuánto es el ocaso,

me contagias fuego al reír cada vez al descubrir

el sabor que me dejas en los labios.

Por qué vale la pena vivir este par de fantasías,

gotea por tus piernas elixir y me empiezo a derretir,

soy flechazos como estrellas fugaces en caída.


Y si llega, sigue existiendo hasta que anochezca,

que este humor salado que me adorna

es solo una jarana de Kamadeva

que se desquita a deshoras

y hace que con las tinieblas

te entren prisas, te entre niebla,

y cada vez que me destierras

me vuelvo a los infiernos, bailan los planetas.