y para no ver el final
me voy cosiendo las heridas,
Que no dejan de sangrar
y dejar mi calma hundida.
Te fuiste y no dejaste nada que no doliera.
Te fuiste y me dejaste la vida en la puerta.
Te fuiste y todo fue una explosión.
Te fuiste y no supe decir adiós.
Y ahora quién va a limar las esquinas.
Y ahora pasarás de sueño a pesadillas.
Y ahora recuerdo tu mano en el gatillo.
Y ahora sólo odio haberte querido.
Y desde que no estás, no escucho latir,
aquí dentro hay un tronar
como en una tormenta de ese abril
que nos vio llegar
antes de que quisieras partir.
Te fuiste y nadie estaba preparado.
Te fuiste y estoy mejor solo que mal acompañado.
Te fuiste y me dejaste los ojos rojos.
Te fuiste y yo como un cerezo en otoño.
Y ahora quién me enseñará el mundo.
Y ahora este barco no tiene rumbo.
Y ahora llueve hasta en mi habitación.
Y ahora para qué quiero el corazón.
Y desde que no estás, no escucho reír,
Aquí sólo se permite llorar
con el fin de ser feliz
aunque se desborde el mar
que nunca crucé por ti.
Y desde que no estás, lo bonito es diferente,
Como ir a volar
con el sol de frente
que tiene que quemar
los momentos impacientes.
Te fuiste y no dejaste nada que no doliera,
Me secaste la primavera.
Te fuiste y te llevaste tu canción,
Te fuiste y fuiste la mejor inspiración,
Tal vez la equivocada,
La que no se merecía nada.
Te fuiste.
Y desde que no estás, hay letras en las cunetas,
Morado en el cielo
y en las flores violetas.
Hay más miedo al universo
y más amor para quien quiera.
Mensaje!! Bueno, aquí viene otra despedida, temporal como todas. Pero no echo a volar para dejar la tierra atrás, sino para montar mi nido en otra parte. Sí, junto a otro amigo (Matías G. Rebolledo) he decidido seguir creando versos en otro blog del que próximamente tendréis información vía Twitter, así que estad atentos y que no os dejen ni un día sin poesía.
Este blog no se cerrará, estará abierto para que tú o yo podamos volver cuando queramos.