miércoles, 29 de junio de 2011

Tanto odio encontró...


En la melodía que ahoga mi voz.

Estaba hoy* viendo un documental sobre Bunbury, muy bueno por cierto, en el que decía: “Si te dicen, este es tu lugar… bate de béisbol”. Y qué razón tiene. Si no lo entendéis se os explica rápidamente. Hay gente inquieta, gente que se cansa enseguida de cualquier cosa, gente que no soporta la rutina. Innovar, innovar, innovar. Por eso cuando sientas que estás estancado en algo, destrózalo y busca otro cajón en el que guardarte.

Fácil.

Yo estoy desencantado de la vida. Ya me he cansado de todo. Pero no encuentro un bate con el que romper las cosas. Así que dentro de mi mismo lugar, busco cosas nuevas. Aunque ahora tengo tiempo libre para desperdigarme mental y físicamente. Libertad para lo que quiera. Lo único que me encadena a algo son los sentimientos. Cómo algo tan abstracto es tan poderoso. Que impotencia.

Pasando.

Da igual que encuentre otro lugar, porque lo voy a odiar enseguida. En cierta parte eso también es rutina, es odiar el odio que siento por las cosas. Pero bueno, qué voy a hacer si soy así.

Hoy además he leído una frase que me ha gustado bastante, que no tiene nada que ver con lo que he puesto, que aquí va: “No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy”. Es del señor Gregorio Marañón. Me jode empezar escribiendo sobre cualquier cosa y terminar hablando sobre ella, cuando llevo ya bastante tiempo sin tenerla (muy) presente. Como decía antaño, esto en junio no pasaba. ¿Os acordáis? Ya en breves hará un año. Tengo pensado escribir un “Verano”, segunda parte, por si disfrutasteis de la primera en el blog del mono (qué recuerdos).

Ya lo veréis por aquí en julio seguramente.

Y ahora sin más, me despido, después de haber escrito esto que no sé muy bien lo que es, pero es por no dejar aquí tantas historias y rayadas, aunque volverán majetes, volverán.

Bates de béisbol.

* Ese hoy es cuando escribí esto, no cuando lo haya subido, a finales de junio si no fallan mis planes.

jueves, 23 de junio de 2011

Como un niño.


Me da miedo crecer, no quiero ser mayor
En parte no paso página, la leo una y otra vez
Y vivo en los recuerdos para no sentir dolor
Paso todos los días volviendo a vivir ayer

Mírame, sólo soy como un niño que no quiere pensar
Prefiero seguir riendo, sin nada que me preocupe
Prefiero seguir viviendo sin responsabilidad
Que no sean las obligaciones las que me torturen

Voy a ser inocente el resto de mi vida
Llorar colorines, pintar tristes sonrisas
No llegar a ser, llegar a llegar simplemente
Y no pensar más que en el presente

Oblígame, no quiero tomar ni una decisión
Que ya he llenado mi cama de sueños
Y he pintado de amarillo toda mi habitación
Para que sea el sol el que los seque a fuego

No quiero llegar a pensar en blanco y jamás
Verme en una caja y la gente, si la hay, llorando
A eso no llego, antes desaparezco al despertar
Y ya cuando llegue la noche que me anden buscando

Créeme, no es para nada una estupidez
Aquí cada uno hace su tiempo y lo para
Cuando le da la gana y yo esta vez
Lo paro en tu cama y que no llegue mañana

Mírame, sólo soy como un niño que quiere más
Que todos sus dientes aún no han visto el mundo
Que tiene miedo de lo que pueda, o no, pasar
Mas vale momento conocido estando juntos
Que futuro incierto con arrugas y tú más allá
Tú con tu rumbo y yo, perdido en el mar

Y no quiero crecer, pero lo estoy haciendo
Ya se va la puta de mi niñez y mira,
Mira como llego al cielo, entre tu vida
Y la mía, la escojo a ella para echarla de menos.

sábado, 18 de junio de 2011

Ya puedes mirar. [7]

-          ¿Ha terminado el baile?
-          No, pero siempre está centrado en mi “ella”. Miremos a tu “otra”
-          Mi “ella” para mí.

Y seguía sonando la música. Y seguían rodeados de gente. Y la gente seguía siendo estúpida. Y los estúpidos siguen bailando. Y la siguen rodeando. Y uno se intenta acercar.

-          Ve.
-          Voy, joder. No me presiones.

En cada paso iba pensando que palabra podría decir. Puede que tuviese más suerte que su amigo. Puede que tuviese la misma. Puede que tuviese peor suerte. Pase lo que pase, saben encontrar felicidad en la infelicidad. Siempre han vivido así.

-          Hola…
-          Qué hay- dijo ella con desgana. Nunca ponen las cosas fáciles.
-          ¿Bailas?
-          ¿No ves que si?
-          ¿A eso lo llamas bailar?- bocazas.
-          ¿Lo puedes hacer tú mejor?
-          No, por eso no bailo.

Silencio incómodo. Ella rompe con una sonrisa. ¿Una sonrisa? ¿De qué? ¿Alguien las entiende? Paralizado pero moviéndose vuelve donde está su amigo. Por el escaso camino ha matado 7 estúpidos con la mirada.

-          Me gusta, tío.
-          Se nota, se nota.
-          Voy a encadenar el sol a las montañas, para que no salga y así seguir soñando con ella.
-          Yo por la otra lo iba a llenar de piedras para que no se levantase, o llenar la luna de helio para que siempre esté flotando. Cualquier cosa con tal de soñar.
-          Vaya aspiraciones tenemos.
-          Es que estando aquí conmigo en vez de estando con ella, no sé que aspiras conseguir.

Miró a su amigo dándole la razón y volvió a abrirse paso entre orangutanes cojos y potrillos encabestrados para llegar a la meta. Ella lo vio acercarse y volvió a sonreír.

-          Vuelves.
-          Me has llamado sin querer.
-          Tal vez me haya equivocado al llamar.
-          Entonces me voy.
-          No, puedes quedarte, no me disgustas. En desiertos más secos he encontrado agua.
-          ¿Cómo debo tomarme eso?
-          Tú verás.
-          Si esto va bien, y lo de mi amigo no. ¿Qué pasará?
-          A mi no me lo preguntes. Yo no te escribo.

Y se besaron. Y su amigo lo vio de lejos. Y se dio la vuelta. Y vio a su “ella”. Y su “ella” pasó de su mirada (otra vez). Y decidió que tal vez lo mejor era bailar. Y la música decidió terminar. Y se fue. Y dejó a su amigo con la “otra”. ¿Y se volverían a ver?

lunes, 13 de junio de 2011

Otra vez.


Ya ves, me ha vuelto a pasar, es morirse tan antinatural
Es apretarse la garganta, esperando poder hablar
Sacar a pasear a mis sueños con correa por si se escapan
Que tú no los veas corriendo hacia tu cama

Y vayan dejando por ahí tirados mis mundos de lava
Mis cielos de hielo y mi infierno de navajas
Que pinchan como tus ojos si no te digo nada
Pero me dejé los piropos olvidados en tu cara

Otra vez, no tengo nada más que decir
Salvo lo que te quiero regalar
Para que vengas corriendo hacia mí
Aunque sea porque me quieres matar

Ya ves, guárdate estas palabras y plántalas
Que algún día crecerán en bosques quemados
Y los gusanos se las comerán y rabiosos
Lucharán contra las mariposas de este amor ansioso

Y miro, el corazón que me hace tu ombligo
Me llama a besarlo prendido de mis manos
De gallina la piel y a jarifa en una orgía
Soy joven como la miel y tú dulce y mía

Otra vez, no tengo nada más que decir
Salvo que te quiero besar
Para que te vayas alejando de mí
Pensando que si vuelves, es porque me quieres matar

Otra vez, no tengo nada más que decir
Pero al final siempre me sacas algo

Otra vez, no tengo nada más que decir
Salvo lo que te quiero regalar
Para que vengas corriendo hacia mí
Pensando que si vuelves, es porque me quieres matar.

miércoles, 8 de junio de 2011

Escena. Libertad. Cielo.


Clonk.

Así ha sonado el tabaco de mascar cuando lo he escupido en un cubo de metal.

Estoy en el porche de mi casa, apoyado en la barandilla de las escaleras. No es una gran casa, pero son mis cuatro tablones. Me gusta quedarme en el porche viendo el paisaje. Extensos campos que el viento peina hacia el norte. Dicen que llegan hasta Iowa, pero nunca he salido de mi pequeño pueblo, en el norte de Missouri.

Me gusta quedarme en el porche viendo el paisaje hasta que se hace de noche. Dentro, en casa, está mi padre, bebiendo cerveza y viendo a los Kansas City Royals. Yo miro al cielo, meto las manos en los bolsillos y descubro que están rotos. Se me han caído todas las estrellas. ¿Con qué voy a pagar ahora mis sueños?

Fácil, con dinero.


Voy rumbo al sur, no muy lejos. Me dirijo a El Paso, al oeste de Texas. Voy en una motocicleta, no sé el modelo, no soy muy bueno con estas cosas, pero al menos se manejarla. El sol me va empujando por si me quedo sin combustible.

Combustible. Esa es la clave. Encontraré trabajo en algún pozo petrolífero del desierto de Chihuahua. Viviré en un barracón de mala muerte con algunos latinos que trabajan a cambio de libertad. Necios. Si trabajas con petróleo nunca eres libre.

Paro en un bar de carretera para desayunar. Antes de entrar echo un vistazo al cielo. No hay ningún ave volando. Tanto espacio y nadie disfrutando de él. Me despeino un poco y pienso que el próximo seré yo, pero después de disfrutar de un buen trozo de tarta de manzana.

Hay que disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, por si no ocurre ninguna grande.