En la melodía que ahoga mi voz.
Estaba hoy* viendo un documental sobre Bunbury, muy bueno por cierto, en el que decía: “Si te dicen, este es tu lugar… bate de béisbol”. Y qué razón tiene. Si no lo entendéis se os explica rápidamente. Hay gente inquieta, gente que se cansa enseguida de cualquier cosa, gente que no soporta la rutina. Innovar, innovar, innovar. Por eso cuando sientas que estás estancado en algo, destrózalo y busca otro cajón en el que guardarte.
Fácil.
Yo estoy desencantado de la vida. Ya me he cansado de todo. Pero no encuentro un bate con el que romper las cosas. Así que dentro de mi mismo lugar, busco cosas nuevas. Aunque ahora tengo tiempo libre para desperdigarme mental y físicamente. Libertad para lo que quiera. Lo único que me encadena a algo son los sentimientos. Cómo algo tan abstracto es tan poderoso. Que impotencia.
Pasando.
Da igual que encuentre otro lugar, porque lo voy a odiar enseguida. En cierta parte eso también es rutina, es odiar el odio que siento por las cosas. Pero bueno, qué voy a hacer si soy así.
Hoy además he leído una frase que me ha gustado bastante, que no tiene nada que ver con lo que he puesto, que aquí va: “No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy”. Es del señor Gregorio Marañón. Me jode empezar escribiendo sobre cualquier cosa y terminar hablando sobre ella, cuando llevo ya bastante tiempo sin tenerla (muy) presente. Como decía antaño, esto en junio no pasaba. ¿Os acordáis? Ya en breves hará un año. Tengo pensado escribir un “Verano”, segunda parte, por si disfrutasteis de la primera en el blog del mono (qué recuerdos).
Ya lo veréis por aquí en julio seguramente.
Y ahora sin más, me despido, después de haber escrito esto que no sé muy bien lo que es, pero es por no dejar aquí tantas historias y rayadas, aunque volverán majetes, volverán.
Bates de béisbol.
* Ese hoy es cuando escribí esto, no cuando lo haya subido, a finales de junio si no fallan mis planes.