No todos los inviernos son ausencias,
hay veranos de sangrar letras
pero me da igual la estación que llegue
según pasen los meses
si tú estás conmigo…
Y pararlo todo entre tus hombros,
la luz, la noche, las razones que nos vuelven locos.
Y hozar como un cerdo trufero
buscando la comida entre tu cuerpo;
y retozar como dos gatos
después de beber los charcos
de esta lluvia impaciente…
Lo más dulce se inventó al morderte.
No todo el sudor es fruto del estío,
estas gotas te llenan el ombligo
pero me da igual que sea todo ternura
y lo más lejos dos espaldas desnudas
cuando estás conmigo…
Y que no pase ni el tiempo entre nosotros,
ni horas, ni minutos, ni el crujir del otoño.
Y escarbar como una liebre en tu madriguera
buscando tus vacíos con la boca llena;
y triscar como bicho de campo
después de esconder lo más dorado
de esta tierra que florece…
Las flores se inventaron al olerte.
No todos los viajes tienen un destino,
por tu geografía me importa más el camino;
a más pasos menos aliento,
que ninguna huella me la borre el viento
hasta que llegues conmigo…
Y pararlo todo en la palma de tus manos,
el agua, el fuego, empapados no queremos apagarnos.
Y hocicar como un perro en un escombrero
buscando llenar la andorga comiendo pecho;
y solazarse como unas bestias salvajes
en la cuenca del cruce del nido sin aves
que volaron de tu pelo a ninguna parte…
La libertad se inventó al besarte.