martes, 15 de febrero de 2022

Cerdo trufero

No todos los inviernos son ausencias,

hay veranos de sangrar letras

pero me da igual la estación que llegue

según pasen los meses

si tú estás conmigo…

Y pararlo todo entre tus hombros,

la luz, la noche, las razones que nos vuelven locos.

Y hozar como un cerdo trufero

buscando la comida entre tu cuerpo;

y retozar como dos gatos

después de beber los charcos

de esta lluvia impaciente…

Lo más dulce se inventó al morderte.


No todo el sudor es fruto del estío,

estas gotas te llenan el ombligo

pero me da igual que sea todo ternura

y lo más lejos dos espaldas desnudas

cuando estás conmigo…

Y que no pase ni el tiempo entre nosotros,

ni horas, ni minutos, ni el crujir del otoño.

Y escarbar como una liebre en tu madriguera

buscando tus vacíos con la boca llena;

y triscar como bicho de campo

después de esconder lo más dorado

de esta tierra que florece…

Las flores se inventaron al olerte.


No todos los viajes tienen un destino,

por tu geografía me importa más el camino;

a más pasos menos aliento,

que ninguna huella me la borre el viento

hasta que llegues conmigo…

Y pararlo todo en la palma de tus manos,

el agua, el fuego, empapados no queremos apagarnos.

Y hocicar como un perro en un escombrero

buscando llenar la andorga comiendo pecho;

y solazarse como unas bestias salvajes

en la cuenca del cruce del nido sin aves

que volaron de tu pelo a ninguna parte…

La libertad se inventó al besarte.