miércoles, 30 de mayo de 2012

De flores.

- Cógelas.
- No. No puedo.
- ¿Por? No hay ninguna valla. ¿Es por las espinas? No creo que duelan tanto.
- No crees que duelan tanto... otra vez.

     Se acercó más a las flores.

- No huelen.
- No tienen porqué.
- Me acuerdo de las orquídeas, las pasifloras, las AMAPOLAS. Incluso unos girasoles. Tengo miedo.
- ¿Por? No todas se marchitan.
- Pero el hecho de que piense que si se puedan marchitar... Ya duele.

     Cada vez estaba más cerca. Extendió su mano, casi iba a llegar a rozarlas. Estaba dando un gran paso. Su amigo estaba emocionado y él lo sabía. Tanto que antes de cogerlas, se giró para sonreírle. Pero la sonrisa se cayó al suelo. No sólo su amigo había desaparecido, sino que una enorme nube lo empezó a cubrir todo.

- ¿Dónde estás? Sin ti no puedo...
- Psé...
- Soledad. El simple hecho de pensar en que las voy a coger me asusta. El simple hecho de no saber si voy a poder cogerlas es horrible. Y más estando solo. Más cuando desapareces. Más cuando la soledad y esta nube traen recuerdos. Más cuando así en el fondo no estoy tan mal...
- Cógelas.
- Tengo miedo de no saber. Tengo miedo de... ¿dónde estás?

     Y, solo, mirando a todos los lados, decidió no hacer nada.

martes, 22 de mayo de 2012

Amiga.


Tranquila, que aún quedan corazones
Y brazos que son cuerdas de amarre
Y lunas y estrellas para nuestras noches
De plata sus brillos que te acompañen


Apóyate en el borde de mi ventana
Que te regaré de risas y te quieros
Y corazones rojos del toro la grana
De olores de tu pelo haré los vientos


Y si el reloj te dice que es tarde
Para sacar tus dientes a relucir
Embiste con tus manos al cobarde
Que te odió y te quiso ver sufrir


Amiga, tú que tachas de putas a
Los veranos que no te traen más
Que desarraigos para tu soledad
Compañía es el invierno que vendrá


Zapatea llorando a mi alrededor
Para limpiar de llantos mis pies
Que por ti van a correr hasta el sol
Para traértelo y que no hieles


No te quedes muda de tanto gritar
Sabes que puedes contar conmigo
Me basta un susurro de tu amistad
Para tenerme en tus manos, contigo.

domingo, 13 de mayo de 2012

Licenciado Cantinas.


El Mar, el Cielo, y Tú.
 
Eso era todo lo que necesitaba. Fue verte y cantarte. Regalarte flores. Bailarte. Pasear por la playa. Todo el mundo estaba vacío y sólo estábamos nosotros. Y sólo sonaba eso. Nosotros. Y de vez en cuando el eco del mar en el cielo, pero sobre todo, tú.


Te cogí de la mano y te lo pedí mil veces. Sin ti me doy por vencido. Si no me llevas tú, nos llevará el viento como a las hojas. Y volaremos, y verán que nuestro amor es más claro que el sol. Por eso de digo que me lleves al corazón. Llévame.


¿Cómo no voy a querer que me lleves? Vivir sin ti es una condena, un castigo. No se podría sufrir en silencio. No hay mentiras entre nosotros. Por eso te digo que te quiero como a nadie había querido. Y si un día pasase algo, tranquila, serás inolvidable. Mi sueño prohibido.


Gracias. Llegar a tu lado fue una bendición. Y todo el camino esa extraña canción “laram – lara – lara – laram”. Y da gracias a los caminos, a tus brazos ocultos, a tu cuerpo. Tuve que perderme pa' llegar a tu lado. Me alejé. Gracias a tus manos por aguantarme.


No quiero la vida sin ti. ¿Qué me has hecho? El corazón deshecho. Y yo cantando la chacarera de un triste. Guitarra y lágrimas. No hay remedio para curar el alma. Sólo sonreirá cuando te mueras. ¿Me odias por decir esto? Ódiame. Si tienes piedad lo harás. Pero ya sabes, si me odias es porque me quisiste, eso dice la experiencia. Vete humilde y orgullosa, en la fosa estaremos igual.


No lo entiendo. Necesitaré otra vida para hacerlo. Pervivirá mi humildad antes de reprochar. Mejor morir. Llámame licenciando cantinas, el mulato. Esta noche voy a olvidarte. Ponerme traje, zapatos. Voy a vacilar al pueblo, de fiesta. Voy a enamorar a la más linda.


  • Estás viejo- dices tú.
No trates de criticarme. Voy a la fiesta.


Delante de un vaso me doy cuenta de mi infelicidad. Las estrellas me iluminan al revés. En el fondo del vaso de licor está la traición de una mujer. Y así seguiré. Bebiendo. Lo escribiré en mi diario, me llamarán el solitario. Así voy por el mundo. Nadie me quiere. Cualquiera se muere. Más beber, que se haga el mar de aguardiente para ahogarme borracho.


Esta noche es mía.


Ánimas, que no amanezca. Mi cuerpo puede más. Sin dudas y sin reproches, que el mundo ahí se queda. Así encontraré los brazos de mi amada. Que no amanezca ni se haga de madrugada. Viviré a lo grande. Sentiré esa pasión tan inmensa que no me cabe en la sangre. Ya mañana con la resaca pediré que me lleve la tristeza. Puedo soportar el recuerdo de tu amor poco a poco y trago a trago. Me daría vergüenza ver que el odio y el veneno del rencor me ganaron.


Pero algo tiene que cambiar, pronto llegará el día de mi suerte, y espero que antes de mi muerte. No puedo escapar de esta realidad y necesito esa suerte. Sólo. Esperando que el destino no me vuelva a traicionar. Me martirizo, no puedo fracasar, seguro que mi suerte cambiara, pero ¿cuándo será?



Te vuelvo a hablar. Vaya sensación. Hemos cambiado, somos más viejos. ¿Que fue de los viejos amores? Son cosas olvidadas. Con la mirada nublada, veo la soledad en nuestras vidas, que abren heridas al corazón. Tu voz es triste al evocar tiempos mejores. Da igual lo que luchen por separarnos. Nuestro amor es tan grande... la muerte nos espera, juntos. La tumba será el final, o no, porque hasta ahí te seguiré amando. Si te dicen que no te quiero. Mienten. La tumba nos espera. Juntos.


El cielo está dentro de mí.


En paz, descansando en la sierra. Muerto. Me iba sin moverme. Era tan inmenso el lugar que de mirar y mirar me olvidé de mi mismo. Quizás la soledad sabe si andaba buscando el cielo, o eso respondí. Está dentro de mi, junto al infierno. En la cara la sonrisa (luz) y en el corazón la cruz (sombra). Para encontrar el cielo, busca dentro de ti.



Solitario me puse a caminar. Por fuera nada buscaba, pero por dentro, quizás.



jueves, 3 de mayo de 2012

Al suelo.


Contigo y de la mano empiezan tocones,
sentados con la lluvia
y el frío arropando hasta los cojones.
Con rugidos de furia;
y deja que se enreden nuestras pestañas
con nudos marineros.
Recoge las hojas que manchan persianas
de primaveras y ciegos.

Deja de patalear sin salir corriendo,
no tuerzas el camino.
Veo que tus dedos también tienen miedo
de tus labios tan finos.
Anda y echa la cremallera a la tarde
y que cierren las nubes.
Te muerdo para despejar las calles
que nuestros pies suben.

Cóseme a tu colchón, que llore el edredón,
que fueron testigos del hecho
y de cómo le quedan tus bragas al suelo,
que sólo supieron huir del amor.

Se me está rompiendo el juego miserable,
cada vez que nos vemos,
de recordar espinas y alambres.
Que son solo momentos
donde los gusanos se comen moreras
para ser mariposas.
Allí donde el sol se vuelve rosaleda
de tallos sin rosas.

Y tú como potrilla que juega a galopar,
corriendo en mis brazos,
y yo soy el viento que te ha de peinar,
que te viste los santos.
Que me castigue el infierno si no soy feliz,
y tú vente conmigo.
Abajo en tu espalda lo que me hace reír
y también de tu ombligo.

Cóseme a tu cama, seca las sábanas,
que fueron testigos del hecho
y de cómo le quedan tus bragas al suelo.
Cuando pudieron las ganas
gritaste hasta el techo,
te movías con gracia,
nos comimos a besos.
Y yo con miedo
de volver mañana.