jueves, 30 de abril de 2020

No es la primera vez que verás ese nombre

     Salió a pasear con el abrigo abrochado hasta arriba con cuidado de que la cremallera no le pellizcase las canas de la barba, a veces pasa y a veces duele, como la vida, o como tú por la vida. Pues eso, salió a pasear cerca del mar, no eran unos acantilados, ni siquiera era un paisaje bonito, y mucho menos un paseo marítimo agradable, sino que el cemento cortaba abruptamente la naturaleza propia del océano, aunque pensándolo bien, siempre que se corta algo es de manera abrupta, como la vida, como el amor. En eso que estaba este tipo paseando y hacía viento y el mar, azul, como el cielo, como tú, como todo lo bonito y lo fiero que representa luchaba contra el cemento gris, sobrio, aburrido, duro y todo lo feo y horrible que representa, triste, como lo que representa la gente como ese señor y como yo... bueno, el caso es que fue una lucha interminable entre el mar y lo demás, y claro, era triste porque ganaba el cemento y miles de trozos de agua marina, que quedaría mejor si se escribiese junto y no se cortasen abruptamente las palabras, aguamarina... miles de trozos de aguamarina tintadas de espuma como la rabia le salpicaban.

     Le salpicaban y no le importaba, porque el hombre ya estaba húmedo porque ya nunca es diciembre y casi siempre llueve, como en abril, porque está muy manido tirar de refranes y las aguas mil de ese dichoso mes caían como miles de agujas y por eso entre las agujas y la espuma ya qué le iba a doler... y el abrigo pues protegía pero no como unos brazos, secos, cálidos, cercanos, pero miraba hacia el fondo, hacia el horizonte, donde estarían ahora unos brazos, lejos, fríos, empapados tal vez de la pelea del mar contra todo, tal vez de la lluvia, tal vez de llorar o no sé. "Talasocracia, joder", pensó. Y ojalá. Y respiró y se llenó de salitre y se acercó más al abrupto corte y bajo la punta de sus zapatos color futuro de escritor había rocas húmedas, y cangrejos y mucha, mucha espuma que no era sino el cadáver palideciendo del mar, restos de lenguas y dedos salados que intentan en vano tomar la tierra que poco de tierra tiene ya. Y le vi llorar, bueno, a los dos, al hombre, y al mar, y si alguien comprase lágrimas, aquí sería rico, como en la canción.

     Y cerca del mar pocos árboles echan raíces y él no iba a ser menos, y mucho menos un árbol, que eso es otra historia, por que puestos a ser un árbol, a saber qué sitio escogería que no corriese peligro de ser talado, pero bueno, si hay que hacerlo que le conviertan en libros de poesía, sería incluso poético ser el de Walt Whitman, sí, ese, o cualquier otro libro, pero un buen libro, como en la canción. Y vaya estampa más triste, un hombre quieto sin ser mar, sin ser árbol y triste porque a veces pasa más tiempo intentando ser feliz pensando en tu vida sin él que en su vida sin ti, pero porque así nadie es feliz. Y tenía la nariz un poco hinchada, roja, con las venillas marcadas porque a veces bebía y bebía y solo así se olvidaba, y el salitre le escocía como a veces escuece un recuerdo de esos salados que te tira el mar o la vida encima y aprovechaba esa enorme narizota para respirar la brisa marina contaminada sin presencias y esas orejas de hombre mayor para oír que las gaviotas ya pocas veces vienen a ver el mar, que puede que estén todas en Saint-Jean-de-Luz.

     Yo lo vi todo porque a veces pues también salgo a pasear, cuando no estoy confinado, pero todo lo que parece bonito y poético en forma de restos de caricias de mar en el abrigo de ese hombre mayor a mí se me antoja melancólico y huele como a mar estancado, que la libertad es simplemente decir que has tenido que decir adiós a alguien. Y no era la primera vez que veía a ese hombre, pero le vi ahí tan quieto que podría ser la última vez si el mar se enamora de él y se lo lleva, porque joder, eso siempre es así, te elige ella a ti, si tú la quieres coger se te caerá entre los dedos, te deja las manos secas, saladas, agrietadas, como un corazón cuando te dejan, se seca y se te cae entre los dedos. Después de la pelea, después de los puñetazos. Yo lo vi todo, y cuando vuelvo de limar las suelas lo escribo, porque al fin y al cabo solo soy eso y aún intento encontrar el estilo, y puede que no lo encuentre nunca, y puede que no escriba más, o que escriba siempre, que sea bueno, que sea malo, no pretendo vivir de ello, pero es como me pasa contigo, tampoco puedo vivir sin esta mierda. Y el mar rugió abruptamente, no soltó toro alguno, no se llevó al hombre, se llevó un poco del alma de todos los que lo han visto, y hasta se llevó a las gaviotas. Y yo lo vi.


sábado, 25 de abril de 2020

Polisíndeton confinado

     Te despiertas pero no te levantas, y miras el móvil por si por la noche, mientras tú piensas que no es casualidad que "amor" rime con "error", alguien se ha decidido a escribirte para decirte que le importas o para comentarte que sobras en su vida, cualquier opción sería interesante porque eso, te despiertas y no sabes si estás triste o solo te aburres y no hay mensaje, ni directo, ni privado, y hasta te duelen los ojos y no sabes si es por la luz de la pantalla aunque esté la iluminación bajada como igual de apagado está el pecho confinado, o si es por leer hasta tarde ese libro de ese escritor, no, el que se imagina todo el mundo no, otro, qué más da, el caso es que aunque no trasnoches te duermes tarde porque eso, no sabes si estás triste o estás cansado pero no hay nada mejor que una cama a ciertas horas casi de la madrugada, como cuando no podía dormir y te llamaba, o me llamabas, vaya, como cualquier otro tiempo pasado que era mejor.

     Y entonces te levantas y desayunas, ¿qué desayunas? deberías no tomar tanta mierda porque aunque haces ejercicio no te mueves tanto como antes, porque no sabes si es pereza o es que estás triste, porque pescar en el Animal Crossing no cuenta como deporte y eso que has conseguido pescar un celacanto y hasta practicas el salto con pértiga; pero aún así ahí está, un café (porque has dormido poco y mal) y unas galletas, y mientras se enciende el ordenador, y te metes en el blog y suben las visitas a las entradas de siempre y eso pues no sabes si te alegra y te hace sentir orgulloso o te enfada y entonces las eliminas como otras cosas que deberías borrar de la vida pero bueno, eso es más complicado, como aguantar la luz que entra por la ventana, poca, como aguantarlo todo y es pronto para corregir pero aún así hay correos y trabajos y reuniones y normal que te duelan los ojos como si hubieses llorado, incluso puede que lo hayas hecho, ¿estar todo el día con el ordenador? o llorar, no sé, puede que todo, puede que nada, y te pones una serie y hasta te ríes, pero no sabes qué tipo de risa es, si la serie es graciosa, si simplemente ríes por estar haciendo algo distinto o si es que ya te has vuelto loco porque ha pasado el tiempo pero no ha pasado todo.

     Y pasa la mañana, y comes y todo muy autómata, y vuelves al ordenador, y a veces más series, y más trabajos y hablas con la gente pero no socializas porque falta el calor, bueno, faltan muchas cosas, como tú, como a veces el sol (y mejor, que así se quitan las ganas de salir), como las ganas de todo, las ganas de nada a veces también fallan y abres una hoja en el word, bueno, la hoja no, lo que está siendo otro libro, y a veces no sale nada y no sabes si es porque estás triste o porque crees que va todo tan bien que no hace falta escribir, pero claro, no, qué vas a escribir si todo va mal porque realmente no pasa nada desde que hace tiempo pasó de todo, e intento que no todo sea sobre lo mismo, pero a veces no está todo dicho, o sí, pero hay mil formas de decirlo y he escrito dos líneas pero no eran para ti, y me como una manzana y leo, y juego, y sigo con el ejercicio y cuando me doy cuenta estoy en la ducha pensativo y tengo la cara mojada pero no he abierto el grifo, pero mientras pienso que cualquier cosa es carne de cañón para una canción, alguien está con un relato, pero yo me lavo, no me peino y salgo y otro día que no me he afeitado, para qué, nadie me va a ver, a nadie le va a raspar las mejillas, ni el pecho, ni las piernas, a nadie, o a mí sí, nos salen heridas, pero es de otra cosa de la vida.

     Y Bunbury no está sacando gran cosa nueva, pero sí Lichis, Rubén y Leiva y me pongo en bucle Asco y vergüenza y el mix me salta a Elton John, sabe que solo me emociona(s) con una canción, y ojalá estar en el espacio porque este confinamiento me pasa tan despacio que parece que ya llevo un año, y claro, lo pienso y prácticamente es lo que me ha pasado, que he salido pero he estado encerrado, y ahora que estoy aquí enclaustrado viendo como crece el pelo, y la barba y sintiendo cómo engordo y cómo doy la tabarra en las redes sociales a veces con fotos a veces con frases pues casi es mejor que estar volando pero no sabes si te libera la tristeza o es que estás muerto y tu alma vuela, y vuela, y vuela, y entonces cenas cualquier mierda y más series, o pelis, y te das cuenta de que te has dejado la persiana subida y piensas que es la hora de que la cabeza suelte la pena y cierras el libro, bueno, o apagas todo y piensas que todos los puntos que faltan aquí, son las lágrimas de los poemas y sueñas, y sueñas y te meas y te levantas y da igual que día sea, la verdad, porque pasan y no pasan, deseas y quieres pero no muero y me mueres.