lunes, 20 de noviembre de 2023

Analfabeto (dime tú pa' qué tanta filología)

No sé si aquí va una coma o que nos comamos,

si cada punto y final son tus pecas o si acaso pecamos.

Yo no conozco más poemas

que las penas saliendo de tus ojos.

Solo comparto canciones y son

una confesión, secretos a voces.


Y en la quintana del barrio de las letras

colgaremos en sus ramas palabras lastimeras.

Yo no conozco más sonetos

que la rima de tus dedos en mis rotos.

Os regalo romances y son

el hedor de un corazón cerrando los bares.


No sé si al final de la estrofa nos frotamos,

si cada verso muere en tu boca o nace de tus manos.

Yo no conozco más poesía

que en tu libertad seas mía y seas todo.

Solo me regocijo en un vacío y es

la ausencia de tu piel si me pica el ombligo.


Y en la lonja del barrio más sucio

venderemos ajorcas que brillan sin rumbo.

Yo no conozco más jarchas

que cuando quemabas los tronos.

Aquí traigo coplas en un puño

para un necio desnudo que huye de la sombra.




domingo, 29 de octubre de 2023

Libarte

Ya no tengo alma, reside en otro corazón;

no conozco la calma, solo un cuerpo que bregó

y cuando se me olvide por donde pisar

siempre quedarán tus pasos llevándome detrás.

Eres lo que me pasa cuando no me pasa nada;

y entre echar alas o raíces volé para arraigar en tu cama.


Y libarte como si fueras un narciso de otoño

aunque no cuentan contigo otras flores para florecer.

Y tocarte como se tocan mis labios y tus rotos

que se esperan para engalanar con su sabor la piel.


Te he encontrado a tientas con mi lengua enloquecida;

se sabe su hogar en tus piernas y en tu agujero su cobija

y no se queja si llueve porque se mata viviendo

sin saber qué es de mi cuerpo sin tu cuerpo.

Y no hay mar, pero el faro no ha dejado de brillar;

y entre navegar o hundirme eché el ancla en tu muladar.


Para libarte como si fueras un narciso de otoño

y que se mueran las flores que florecen sin tu permiso.

Y besarte como es un beso un poema y tus ojos

que no quieren leer porque se cansan de tanto que les han escrito.


Y libarte como si fueras un campo entero de primavera

aunque salgan las flores sin permiso para florecer.

Y follarte como si de nuestros cuerpos se hiciese candela

para dormir calentitos cuando al invierno le dé por joder.


Que se coman los gusanos todos los sueños

en los que mis manos no han llegado a tu pelo;

sin salir de su letargo muriéndose de envidia

porque es tu pecho al raso la luna más bonita.

Que me corten la lengua si me he quedado sin palabras

para ensalzar tu silueta, para confesar que soy todo agua;

si arde como el sol resplandeciente esa voz que guardas

como las cadenas que amanecen lastrando mi desgana.

Que no duermo tranquilo si peinas con tu respiración

el encanto encendido de embriagarme con tu olor;

si aprendo de la compañía gracias a tu ausencia,

que el amor con el que me miras solo está en mi cabeza.

Pero lo importante es como se camina a través del fuego

y dando palmas con tu risa he cruzado un par de infiernos…


Para libarte como si fueras un narciso de otoño

y dormirse mi boca con el sabor de tu flor.

Y tocarte como se tocan mis ojos y tus ojos

dejando pasar entre las miradas un leve y furioso temblor.

Y besarte como es un beso un verso para el cobarde que huye,

que le reza a la luna para que nunca nos separe el sol.

Y follarte como si de nuestros cuerpos saliese la lumbre

que nos encienda otra vez para que no se apague el amor.




domingo, 24 de septiembre de 2023

Ahora soy y tú siempre serás

      Estoy escribiendo tanto de repente que hay cosas quedándose fuera del futuro libro, como esto que dejo por aquí y que he me ha salido casi del tirón juntando frases en un viaje por carretera.


Soy el río que corre junto a la carretera y no mira hacia atrás,

una nota arrugada en la cartera y el cielo comiéndose al mar.

Tú siempre serás un charco que recuerda todas las pisadas,

unos ojos que no descansan y que sueñan este suelo de navajas.


Soy la mano que doma tu silencio, un pétalo en otoño,

la sombra en la pared de un recuerdo y un par de besos rotos.

Tú siempre serás de arcilla y plata, las mañanas eternas

y una noche que no acaba para envolverme en tus piernas.


Soy un hierro que ha bebido del icor de muchos dioses,

un mar a veces embravecido porque te muerde los talones.

Tú serás un pájaro vestido de tornasol, la perdición en un vaso

que riega la huerta de este corazón que florece tras tus pasos.


Soy el humo y soy la guerra, un verso que supura húmedo amor,

un luciente casco de Atenea y una tumba vacía sin nombre ni voz.

Tú serás el revolcón contra la luna, la sangre en las cadenas de mis muñecas,

la ausencia de un abrazo que abruma, la tinta forjada con llamas y miserias.


Soy un trecho hasta la hora menguada, un caballo que tose pavesas,

una herida en el lienzo que no sangra, el sorbo que agota tus tetas.

Tú serás por dentro de colores, el punto en el mapa cerca del suelo,

la reivindicación que hace canciones, las cervezas del color de tu pelo.


Soy un ladrillo en una casa vacía, un tocón de árbol vestido de telarañas,

la tormenta que asusta al perro que ladra, el tejado donde las ratas bailan.

Tú serás un carro, una vela y el viento, la pura rebeldía del junco que aguanta

por mucho que sople el pulmón del tiempo, por mucho que siegue mi guadaña.


Soy una línea maltrecha en la mano, el rocío que tiene pereza por salir,

una palabra en el espejo del baño, un colchón con historias a medio zurcir.

Tú serás una bola de cristal y su mensaje, la siesta donde sueñas que vendrás

el poema malnacido del desastre, el sabor que tienen los manteles a medio limpiar.


Soy solo ceniza y sin fumar, la nieve, el hielo, un efímero suspiro,

un tacto que se eleva sin hogar, la nada y solo lo que escribo.

Tú serás el fuego que crece, el calor, más hielo y es que serás eternidad,

serás siempre para siempre, siempre que queden poemas para confesar.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Kamadeva [2020]

Llevo todo el verano sin escribir. No sé cuándo volveré a hacerlo así que aquí dejo esto del 2020 y a seguir con la vida, chavales. Ánimo para el comienzo del curso.


Cómo oscila la seda y qué es lo más sagrado,

vuela la ropa ligera en tus caderas

porque sabe lo que están diciendo mis manos.

Cómo se toca la piel y de qué está hecho el alma,

rezumas leche cada vez que te dejas caer

en el lecho de tulipanes para ti que es mi cama.


Y si llega, sigue existiendo hasta que amanezca,

que esta sangre en polvo que me asfixia

es solo una caraba de Kamadeva

que al verte a mi lado me envidia

y hace que con la alborea

te entren miedos, te entre primavera,

y cada vez que correteas

me llevan los demonios, bailan los planetas.


Por qué vale la pena morir y cada cuánto es el ocaso,

me contagias fuego al reír cada vez al descubrir

el sabor que me dejas en los labios.

Por qué vale la pena vivir este par de fantasías,

gotea por tus piernas elixir y me empiezo a derretir,

soy flechazos como estrellas fugaces en caída.


Y si llega, sigue existiendo hasta que anochezca,

que este humor salado que me adorna

es solo una jarana de Kamadeva

que se desquita a deshoras

y hace que con las tinieblas

te entren prisas, te entre niebla,

y cada vez que me destierras

me vuelvo a los infiernos, bailan los planetas.




lunes, 10 de julio de 2023

Blue is the warmest colour

      Hace mucho calor. Un calor de mil demonios. Pero tengo un plan, yo te digo y tú me dices. Vamos a escapar de aquí (y no te hablo de soñar, ya verás). Podríamos coger un coche y largarnos hacia el mar, no hay amanecer en esta ciudad. Nos da el sol en la cara pero yo ya lo había olido en tu cuerpo. Espero que hayas cogido el bikini azul, te queda realmente bien. Sonrío, sonríes y miras la guantera, hay un sobre y solo pone "palabras que me gustaría decirte", y se tuerce un poco la sonrisa y dejas el sobre donde estaba. Y las canciones siguen sonando una tras otra y yo me pregunto si todos estos cantantes te conocen, porque no me explico que todas las canciones hablen de ti.


     Hace mucho calor. Un calor infernal. Pero está la toalla en la arena mientras yo estoy condenado a mirarte desde fuera y dejar que solo te toque el sol. Sí que llevas el bikini azul, y en esta cala cala el amor hasta los huesos y las olas que rompen parecen gritar tu nombre antes de desnudarse en espuma. Resplandeces tanto que solo puedo estar agradecido de que existas y ojalá ser la sal que te va a abrazar el resto de la mañana. Y solo puedo maldecir las gafas de sol que matan las miradas. Pero tú lo sabrías y te las quitarías, y sería tan triste como en la película de Godard, porque tú me hablas con palabras y yo te miro con sentimientos. Vamos a beber.


     Hace mucho calor. Un calor que hiela. Pero bebemos y comemos, y reímos y amamos como Ícaro amó el sol, demasiado cerca, demasiado. Y bebemos más, y es vino que pinta de su color tus mejillas, y sigues riendo, y me gustaría decirte que me gustaría reír contigo el resto de mi vida. Y cuando me miras así, ¿qué esperas que haga? Y tú me miras y quieres saber si el sentimiento fluye igual en ambos sentidos, como en la canción de los monos. Se crearía, tal vez, seguramente sí, algún momento incómodo. Un silencio. Vamos a romper las olas con nuestros cuerpos.


     Hace menos calor, porque está el atardecer muriendo poco a poco. Estamos un poco más morenos y resalta el azul del mar, y el del bikini. No hemos vuelto a hablar mucho desde las preguntas al aire. No se han movido tus labios, ni los míos, pero no me he callado desde que alguna vez podrías haberlos besado. Y la idea de que pudieses hacerlo otra vez se ha atascado en mi cerebro, que no ha dejado de pensar en ti y en ello. Volvemos al coche y sucede ese momento maravilloso que llaman "golden hour" y el día podría terminar perfectamente con esta estampa del sol cayendo y la chica dorada sentada en el asiento del copiloto. Y pienso que podría ser tuyo hasta que el sol deje de brillar. Y así termina el día.


     Termina el día y no ha habido ninguna muestra de amor (física). Te bajas del coche, es de noche y nos vamos a decir adiós, pero tu adiós es una palabra y el mío suena a no te olvides de mí ni de todas las cosas que hicimos. Puede que en otro universo estemos enamorados. 


     Ha hecho mucho calor pero ha sido un buen día de playa.




 

martes, 4 de julio de 2023

Esta movida no tiene título (o sí)

Han sido semanas intensas, eh. Pues ya tenéis bien de material, que me piro de vacaciones y no creo que suba nada hasta después del verano. Chao, pejcao.


No entiendo nada de tu cuerpo pero querría en silencio

que fuese el hogar de mi boca si se desboca en tus orillas.

No entiendo tus ojos pero todo arde, arde el fuego

y hasta el mismo infierno cada momento en que me miras.

Pero siempre quiero saber si tú también llevas en las manos

un par de agujeros hechos de las ausencias de no tocarnos.


No entiendo nada del verano pero te abrazo y huelo el sol

que se ahorca en tu cuello con los besos que no te he dado.

No entiendo la luna pero sé que es basura si con cada canción

te brillan más los ojos como dos luceros rotos que se me han destrozado.

Pero siempre quiero saber si tú también te la pasarás en agosto

recogiendo los tornillos que he perdido porque me has vuelto loco.


No entiendo nada de tu pelo pero ojalá fuese yo el viento

del que nace la anarquía que enreda tu vida y sale del corazón.

No entiendo tus labios pero subiría mil peldaños siendo ciego

para llegar y besarlos y morderlos, saborearlos hasta que digas adiós.

Pero siempre quiero saber si tú también llevas a la espalda

un saquito lleno de palabras, podridas y endulzadas que no llegarán a nada.


No entiendo nada del otoño pero llega otro y quiero sentir

que no llueve en vano y que llorando debajo nadie se dará cuenta.

No entiendo las estrellas pero me quedaré con ellas para escribir

más amor y más palabras que hilos en las bragas donde durmió mi cabeza.

Pero siempre quiero saber si tú también seguirás huyendo

como hacen las penas cuando ven tus piernas si te saben viniendo.


No entiendo nada de tu pecho pero sé que no hay funeral

en que velar este muerto que late lento pero aquí seguirá.

No entiendo tus pies ni ellos la piel por la que taconear al caminar

porque quieren venir, volar y huir de lo que dices y nunca se dirá.

Pero siempre quiero saber si tú también llevas en los bolsillos

el secreto guardado de dormir a su lado pero soñando conmigo.


No entiendo nada del tiempo que cae de mis dedos y gotea

como el suspiro y el lamento quedo de estar siempre vestidos.

No entiendo otra vez las nubes, y mira que la tuve como a la marea,

que también estaba hasta las tetas de poetas que no hacen más que ruido.

Pero siempre quiero saber si tú también has acariciado el miedo infinito

como el pétalo de una flor que ignora su olor y solo haces del mundo bonito.


No entiendo nada de tu ombligo pero sé que está prohibido

y hace nacer de mí la rebeldía del que vestía solo de espumas.

No entiendo las heridas que nos dan la vida, ni creo en el destino

que será borrado por las olas de tus pasos más firmes que las dudas.

Pero quiero saber si tú también sabes que no seremos nadie,

solo una cicatriz, el cosquilleo en la nariz y abrazos errantes.




miércoles, 21 de junio de 2023

Lost in translation

      He vuelto a confundir estar solo con ser libre. Estoy sentado en la cama, no a los pies, sino en un lado, mirando por la ventana y ni siquiera sé si parpadeo mucho. Hay luces de neón pero no termina de ser de noche. Pudiera ser que fuera hubiese ruido, pero las ventanas no dejan pasar ni un pitido de algún coche, como siempre en todas las ciudades. Y no puedo decir lo mismo del interior, y no sé si del interior de mi cabeza, que no para tampoco, o del interior del hotel, que hay golpes y correteos, y es normal, porque en cada habitación vive, duerme, se disfruta e incluso muere una forma de amor. Hay quien va a un hotel de luna de miel, hay quien va con un amante, hay quien va a romper, o bueno, esto no lo sé, pero sé que en cada habitación puede haber uno, dos, tres o más corazones rotos o enteros, y aquí está el mío que no sabe ni cómo está, salvo iluminado, solo o libre. Y oigo ruidos en el pasillo.


     Sé que estás en la puerta y te muerdes el labio. ¿Llamas? ¿Entras? Si lo haces... ¿es para hacernos compañía o para estar solos juntos? Piensas en si levantas el puño y diriges los nudillos hacia la puerta. Suspiro y me levanto y te abro y sonreímos. Podemos tomar algo del minibar, total, qué más da, hay vicios caros y baratos y se van a juntar todos. O podemos salir de la habitación, bajar al bar, salir del bar, salir de la ciudad e incluso del país. Y puede que nos siguiéramos sintiendo así. Te llevas el vaso a la boca, tampoco parpadeas mucho y nos miramos y tu cabeza tampoco para y puede que esta habitación se parezca entonces a las otras. O no. Menos fea ahora que estás, como todo desde que estás, es la lucha, es el combate que llevan a cabo los ojos que miran todo desde la belleza contra lo feo del mundo y de la vida.


     Y la huida es hacia adentro, dejando salir primero un suspiro para hacer sitio a besos, caricias, sueños y desgracias que nos pueda traer esto. Salen después lágrimas y no está mal llorar, una de las tres mejores cosas que hay en el mundo. Además te limpia los ojos para seguir mirando bien, bonito, desde la belleza, blanca, bucólica, algo brumosa como las sábanas que nos están envolviendo desde hace rato. Y las sábanas de los hoteles no suelen ser suaves pero se han contagiado de tu piel y tu susurro, sedoso y sutil, como las manos y el cuello. Y te ríes, pero es una sonrisa lejana porque en tu mirada no estoy yo, solo hay neones y alrededor de ellos está tan oscuro como oscuro está todo dentro y todo fuera.


     Entonces decides no levantar el puño, los nudillos aprietan la nada como la nada habrían apretado. Abres la mano y dejas salir la nada, libre o sola, que de esa perpleja incertidumbre trata esto, de esas vacilaciones, del titubeo del destino que ni él mismo se atreve a hacer y en el que no creemos. Suspiras y te vas, yo giro levemente la cabeza, pero será solo alguien más por el pasillo del hotel yendo a una habitación, con su corazón y a ver qué pasa. Yo también suspiro y tú te alejas y caminamos a la vez en dos planos (físicos y emocionales) distintos, y tú abres la puerta del hotel y yo la del minibar, y tú te muerdes los labios y yo beso un vaso. Y me vuelvo a sentar y a pensar si soy libre o si estoy solo.








domingo, 18 de junio de 2023

Dos moscas follando

Ayer un muy buen amigo me lanzó el reto de escribir un poema/canción con este título. Las razones ya son otro tema. Si lo hacía (y lo he hecho) él tendrá que convertirlo en una canción BONITA, así moñas y tal, así que hala, aquí lo tienes. Tócate algo (con la guitarra).


Ya sé que no seremos como un beso no será singular,

pero deja que emane el sueño por el canto de tu dudar.

Tú no preguntas pero sabes qué hay cerca de mis huesos:

un cuchitril donde cabes cuando te hastías de tanto vuelo.


Ya sé que no dormirás como la luna detrás de la ventana,

no por el recelar ni por las aldabas golpeando tu espalda.

Tú no te mueves pero sabes que esto es un colchón de rosas,

unas espinas para que no me extrañes y un nido de mariposas.


Pasearás como las polillas por el rellano, te escribiré usando la tinta

que ha ahogado a las dos moscas follando que me han estado dando envidia.

Darás más vueltas que las piedras que me siguen la corriente

como si fuese yo el río de tus piernas y tú el campo de este verso silvestre.


Ya sé que no coseremos estos cuerpos en vela y olvidados,

pero se me ha erizado el pelo cuando he visto arder nuestras manos.

Tú no preguntas y no lo sabes pero yo te cuento y te rondaré

para que un hilillo rojo nos ate cuando el precipicio nos haga caer.


Ya sé que no amanecerás como salen los caracoles,

no por vacilar ni por la hiel que se llevarán mil soles.

Tú no quieres y no sabes que te he purgado las pesadillas,

he limpiado con la lluvia los males que se albergan en tus costillas.


Pasearás como las polillas por el rellano, te escribiré usando la tinta

que ha ahogado a las dos moscas follando que me han estado dando envidia.

Darás más vueltas que las piedras que me siguen la corriente

como si fuese yo el río de tus piernas y tú el campo de este verso silvestre.


Pasearás por mi cabeza dando saltos, te escribiré usando la tinta

que ha ahogado a dos moscas follando, pero tú eres más bonita.

Darás más vueltas que las piedras que me siguen la corriente

como si fuese yo el río de tus piernas y tus piernas donde dormirá mi frente.




martes, 6 de junio de 2023

El mordisco y la tormenta

 Soplará el viento aunque no haya molinos;

ya no tengo más miedo que el de seguir vivo.

Me repican los pies y solo lo sabe este campo

que nunca huyo del ayer y me alcanzan sus pasos.

Tu risa se desbordará de todas las copas

y la desazón me ahogará en una alcoba que zozobra.


Y cuánto pesa esta culpa, ¿acaso con mis brazos

puedo rodear la luna si me cuca el ojo que tanco?

Que estoy hecho de la nada que han dejado las heridas,

sangrando poco más que palabras y tallando cenizas.

Seré otro desconocido más al llegar el alba,

que la noche se nos va y nos despoja de su calma.


Intentaré masticar la tormenta y solo mezclaré tronidos

con los rayos que me aventan y el resuello del gentío

que solo está para incordiar como el chillido de la cabeza

por intentar soñar cuando el vendaval no me deja.


Me hartaré de llorar y de una cara gris,

me prenderé de tu amar y tu florido pensil.

Me castañetean los huesos y solo lo sabe la ropa

que nubla este deseo cuando hasta los anillos sobran.

Tu trote descarriará todos los caminos

y en mi marchito caminar no te encontraré conmigo.


Y cuánto pesa esta culpa, si no se distinguir

entre venus y la espuma en este cuadro donde malviví.

Que estoy hecho del ansia viva que han dejado los muertos

en una cama podrida donde caen cristales y fuego.

Seré otro extraño más cuando me adelante el pasado,

la noche que te desperezará entre la sal de los charcos.


Intentaré masticar la tormenta y solo mezclaré tronidos

con los rayos que me aventan y el resuello del gentío

que solo está para incordiar como el chillido de la cabeza

por intentar soñar cuando el vendaval no me deja.

Pararé el mordisco que convierta de un solo bocado

mi cabeza en una calavera llorona que lleves en tus manos,

la lanza contra mi pecho enjuto, los caballos por la espalda,

el funeral de todos los minutos, la lápida que será apartada

y salga mi carne a relucir para que me gimas y me llores,

si no es por follar ni morir, será por la congoja de todas las noches.



miércoles, 24 de mayo de 2023

La crónica francesa

      Hay, o siento, un desarraigo de la realidad cuando me tocas, y eso que apenas ha sido un roce leve, suave, severo, pero no tengo cortinas en el salón y está bien que las personas del edificio de enfrente puedan ver algo más que a un tipo en bata escribiendo de vez en cuando; y han podido ver ese roce lacónico, sensible, de los que pueden acabar con tus talones sobre mis hombros. Pero solo sonríes y miras a la televisión, y no sé si está encendida y estás saliendo tú en esa película o está apagada y estás saliendo tú en el reflejo negro, orgullosa de las dos cosas. Sonríes y se te alzan (más) los pómulos blancos, sonrojados, afilados, y con los ojos me preguntas porque tú también te lo has preguntado alguna vez que por qué todo es desde el punto de vista del escritor y nunca desde el de la amante. Me miras con una necesidad imperiosa de soledad al ver que esto va a ser más de lo mismo, más de lo de siempre. O no.


     Perderemos el miedo porque nos amaremos un instante y volverá en cuanto nos amemos despegados, perdidos y lejanos, porque este sofá níveo y perlado en mitad del salón es más grande que un mundo y que el miedo, y es tan alto si yo quiero que pierdo el vértigo como lo haría Sabine Moreau, que es un nombre que va contigo, con tu cara, con tus pómulos, y miras la pantalla, que esta sí está encendida, y no ves tu reflejo, no ves tu cara ni tus pómulos, ¿tienes los dientes un poco separados? pero ves tu gesto, tu caricia y tus talones, ves este salón y a veces hay ilusión. Llueve pero tú no ves que esté lloviendo. Me miras y la mirada me pide que siga, no sé si escribiendo o con tu piel. Llaman a la puerta.


     Me he puesto de pie y me has dicho que escribo bien, o decentemente, y claro, si no lo hiciera no estarías aquí. Tienes miedo, no sé si de la sinceridad o de que esto sí es desde el punto de vista de la amante, no tanto del escritor, pero sí su voz, y mucho menos del amor, pero amantes somos todos y tienes miedo, tardo unos siete segundos en abrir la puerta y entiendo tu miedo, porque esto trata sobre amantes y reconoces las voces, los nudillos y no sé si el olor. Y te levantas y te tapas y él y yo te miramos, él enfadado y yo triste, él porque estabas destapada y yo porque te tapas y es que vestirte es ponerle techo al invierno y callar las chimeneas, pero te tapas y hay, o siento, un puñetazo de realidad, y de piel, huesos y rabia de dentro hacia fuera. Y estás viendo cómo está terminando todo, y por eso casi nunca es sobre los amantes y es más sobre el escritor, que yo hubiese seguido con la lluvia ahora que te has percatado de que llueve, de que no tengo cortinas y de todo lo que se ve y han podido ver las personas, del larguísimo sofá blanco y por supuesto que hubiese sido de ti, sobre ti y desde ti.


     Saldría tu susurro erizante en mi oído, el roce sería más que un roce pero es que ha sido un puñetazo y yo me río y me acuerdo de esa frase de James Bond. Pero nosotros no seremos porque te quieres ir pero él ha entrado y me gustaría arrepentirme pero no funciona, cómo hacerlo con esa mirada, ese roce, esos pómulos, esa sonrisa, sí, tienes los dientes un poco separados y él lo sabe y grita, pero llueve, los dos lo sabemos ya y bueno, hemos sido valientes un tiempo. Y lo seremos. Y sube y baja, como siempre algo lo hace en este salón, y la vida es en parte buscar placer y hallar dolor. Fuera está lloviendo pero yo siento el agua aquí, porque se ha ido, te has ido pero me has dejado de recuerdo la necesidad imperiosa de soledad.






jueves, 11 de mayo de 2023

Poema agarrao' (si te encuentro dormida)

Se encorajinan las estrellas porque salen a su sombra

entre las farolas rotas y ni aun así te acuestas.

Porque dicen que me esperes, que ya serás culpable

de que se haya hecho tarde y siga con el poema veinte.


Y quiero mudar al lado salvaje, que no le sobren horas

a esta noche que nos arropa para arrancarnos la carne.

Saldrá por nuestra piel, solo si al final le pongo osadía,

antes de que nos encuentre el día, almizcle, la rabia y la miel.


Si supieras que gritas silencio y yo sigo esta conversación

de luna y balcón hasta que me duermo.

Y tú ya estás dormida entre ajedreas y lirios;

y me pierdo en el pasillo de esta casa en ruinas.


Que le jodan al tiempo y la tierra que convenimos juntos

en el ahora y en el mismo mundo con nuestros cuerpos cerca.

Con el vacío de mi pecho roto, con la plata de la luna en tus piernas;

ay, agárrate a mí y a este poema, no cabrá un susurro entre nosotros.


Te quiero despertar a bocados, que se quede sin uñas la oscuridad

de arañar las persianas pa’ escapar de lo que estamos soñando.

Saldrá sin ser, ni oír, ni dar, cuando quiera asomarse el sol

y nos encuentre a ti, a mí o a los dos con su incandescente realidad.


Te digo que gritas silencio y yo sigo esta conversación,

te callas pero en este corazón tú dices más y yo atiendo menos.

Y tú te haces la dormida entre el canto de los grillos,

yo bailo por los pasillos hasta una cama fría.




jueves, 13 de abril de 2023

El lugar al que van las miradas perdidas

Mis pies llevan a un bosque podrido, de troncos heridos,

para que ruede mi cabeza bailando por la esparraguera

después de cruzar palabras y horas, te las voy a dedicar todas,

y que se salgan de los renglones como el morado de los corazones.

Y en este desierto de arena no hay mar, pero te daré mi saliva

cuando tu boca la pida por si las lenguas quieren nadar.


Será nuestro harapiento secreto, lo sabrá la punta de mis dedos

al mimarte bien suave los labios cuando el sol se quede callado

después de beber besos y ginebra, ríos cayendo en las piernas

para que se empapen las manos si nos secamos de tanto tocarnos.

Y en este mar de cemento solo hay amapolas, pero si me miras

se desboca la primavera por las esquinas para que no estén solas.


Mis pies llevan a un bronco barranco, el precipicio al que lanzo

mi pecho que se ha descosido sacando un amor sacado de quicio

después de cruzar palabras y brazos, queda por hacer quedarme a tu lado,

lo pondré en todas las libretas, tú eres el verso que buscan los poetas.

Y en este mar las olas son espigas, sigo un rayito de luna para llegar

al lugar al que van las miradas perdidas.


Será nuestro enigma teñido de vino, lo sabrás cuando estés en el olvido

y te encuentre desnuda en un sueño, así dejaré el balcón abierto,

que vengo de contarle al papel lo que hace mi noche con tu piel

porque a nuestras madrugadas se las follará una tormenta que escampa.

Y en este desierto se funde el tiempo para que no deje de sonar

en tu espalda un cigarral donde se estrechan dos cuerpos.




martes, 21 de marzo de 2023

Cruce de miradas en el limbo

Ya me lo dijo Leiva, hay que ponerle sangre al grito,

pero este río que me lleva no conoce mares tranquilos.

Sonó la casa morada rompiendo sus paredes,

no hay manos ardiendo que aguanten estos atardeceres.

Así que me fui pensando en volver

y cuando llegué yo ya estaba allí.


Y en un estado infinito, más muerto que vivo,

crucé miradas con Zahara en el limbo.

Me olvidé de la ruina creciendo en las ausencias,

sigue habiendo gente feliz a dos metros bajo tierra.

Así que por donde piso ya no crecen las rosas,

he visto cosas que solo tú has visto.


Ya me lo dijo Leiva, fue esa puta electricidad,

pero este cuerpo que se quema solo conduce el mal.

Sonó lo que nos merecemos rompiendo con un grito el sol,

no hay semana que se acabe en un domingo de resurrección.

Así que en el espejo no veo la verdad,

por algo será este trago de veneno.


Y en un estado desconocido, más muerto que vivo,

crucé miradas con Zahara en el limbo.

En una habitación de hotel en la nunca he estado

solo escucho una canción que no ha salido de mis labios.

Así que por donde fui solo crecen los incendios,

fuimos un mar en el desierto, solo un error más que cometí.




lunes, 20 de marzo de 2023

Yom Kipur algo tardío

Llegó cuando tuvo que llegar y sin grilletes,

sin vivir en los papeles y húmedo de llorar.

Porque no ha querido salir, será por invierno;

porque me ha llevado al infierno, hogar de arrepentir.

Y yo vuelvo a saber, y tú vuelves al ladrido

de los pechos partidos, del recuerdo en la piel.


Creerás en buen momento que no hubo perdón,

ni gotitas de limón para estos dolores al viento.

Porque cuando quiso salir se aventó la primavera;

porque azotó un mar de mierda mi torre de marfil.

Y tú quieres saber, y yo vuelvo a destripar

con manos de cristal el mundo que no pudimos ver.


Y si no pasa en esta vida, que se reencarnen los valientes,

con una ya he tenido suficiente para abrazarme a las heridas.

Y si se deja ver ahora la gracia, será un beso en un naufragio

y la balsa un ataúd sin clavos, pero el pasado nunca un ancla.


Lloré cuando te tuve que llorar donde el sueño muere,

hay un altar donde uno vuelve pero no cruza el umbral.

Porque no quiso salir estando cerca tu cuerpo;

porque el quebranto de cemento es un libro sin abrir.

Y yo vuelvo a leer, y tú a los pesares escritos

de lo que nunca te he dicho, de una procesión de doler.


Sabrás, llegada la hora, que esto fue lo mejor,

cuando padecer es cosa de dos y reír de una persona sola.

Y cuando por fin salió se disfrazó de silencio,

incendió bosques y templos y ni siquiera apagó el corazón.

Y tú quieres saber, y yo solo quiero nadar

un arroyo turbio de cal y que tú puedas renacer.


Y si no pasa en esta vida, que se reencarnen los valientes,

con una ya he tenido suficiente para abrazarme a las heridas.

Y si se deja ver ahora la gracia, será un beso en un naufragio

y la balsa un ataúd sin clavos, pero el pasado nunca un ancla.

miércoles, 1 de febrero de 2023

Chema de paseo en el Gólgota

Me he visto en el ojo de un cuervo, en su vuelo negro;

al pie de un muro pétreo, en los ladridos de los perros.

Pasando tanto tiempo con ella cogí cariño a esta tristeza;

el hacha olvida, el árbol recuerda, solo una cruz más en la tierra.


Que me llueva cerca del ombligo la tinta que sepulta mis poemas;

se derrumben los dioses prohibidos con su manzana traicionera.

Se está olvidando de salir el día y dar puntadas a la oscuridad

en la que muere mi algarabía y los rumores nos desterrarán.


Que me traigan su mar, que me traigan su sol;

me cago en su forma de andar y en cómo se marchó.

Que no vuelvan a hurgar y se lleven su olor,

maldigo el lastre al soñar y dejo el insomnio bajando el telón.


Me estoy buscando la vida que la muerte viene sola

en el azul del tuerto que me mira en un horizonte rosa.

Cuando se prenda el arbusto y el calvario quede guarecido

en la penumbra aguardando el susto que me hunda en el abismo.


Que me truene en la cara y me deje en paz el rayo del amor;

y la demora de una tonada sea el despojo de los pasos de los dos.

Se acobarda tras la nube una luna porque desfila aún la luz

en la que nace la amargura como hierba estremecida en un alud.


Que me traigan su mar, que me traigan su sol;

me cago en su forma de andar y en cómo se marchó.

Que no vuelvan a hurgar y se lleven su olor,

maldigo el lastre al soñar y dejo el insomnio bajando el telón.




domingo, 1 de enero de 2023

Aterrizaje forzoso

Vuelve a amanecer y yo con el cielo entre los dientes

por no querer ver más allá de las lenguas silentes.

Abrí la cabeza para escuchar mi canto repleto de letras

que muere desamparado al rodar por las escaleras.


Vi mi sombra y no me reconocí en este río de estrellas

que corren en tu cuello de anís por quienes bostezan.

Cuando marra mi nave por esta nebulosa oscura

solo queda el aterrizaje en una cama colmada de amargura.


Aquí me hallo, dejando rastro en un campo de toronjiles;

el buen descanso en mil años desnudos de sueños febriles.

Maldita la fragua sin agua donde llevar mi chatarra,

fundida será, plata y metal, navajas y azadas.


Me cuelga del pelo la mano ajada que deshizo la madeja,

tan alto en el cielo la luna se está comiendo las velas.

Guárdale un ojo al alhelí que está matando al invierno,

los despojos de la flor que rompí solo azuzan el silencio.


Tomando la tierra, cansado ya de ser hombre,

sucede en mi mesa que han robado las naves de azogue.

Vi mi reflejo y no me reconocí en esta perra de entierro,

trajino solo por vivir pero esta caja me abraza los huesos.


Y aquí me hallo, dejando rastro en un campo de toronjiles;

sin más reparo que beber con mis manos de frentes febriles.

Maldito el corazón sin sangre que ya no sabe latir,

patada y al arcón que ya no me vale ni para ensuciar y huir.