lunes, 28 de febrero de 2011

Nube.

Entorpece mi camino de arco iris de colores
Y vuelta a empezar. Es el oro que espera al final
Subir para luego bajar y hacer como los caracoles
Ella misma se llueve, se encierra y se pone a pensar

Nube desconcierta en el día trescientos tres
Pero antes si la voy a besar, cómo decirle
Chinos en el cuarto de baño al parecer
Giramos la cabeza, jugamos que nadie nos despiste

Es blandita hasta en su forma de luchar
Pero es dura cuando se va porque sale el sol
Y yo cantando en su ventana esperando desafinar
Para que vuelva la lluvia y ver a Nube con ilusión

No sé cómo lo hace pero nunca había mirado tan alto
Los pájaros matan la distancia si me voy con ellos
Antes sólo veía estas cosas en reflejos de los charcos
Pero ya no miro para abajo, pues Nube me llama en el cielo

Si no sé de qué hablar con ella le preguntaré a la luna
Que es su amiga y ya se cuentan de todo entre las estrellas
De sus risas, de sus besos, de su vida y de sus amarguras
Y como Nube no se va, pueden hablar noches enteras

Y el día menos pensado estaré en un banco del parque
Terminará el verano y aparecerá Nube radiante
Acabó el calor y Nube no era de nadie
Pero ¡oh! Llegó el otoño y Nube fue de alguien.

viernes, 25 de febrero de 2011

Trozos de vómito.

Con tropezones de cursiladas...

Aunque con pedazos de inservible nada. Si algún día leyeses todo lo que escribo (e identificases las cosas que van por tí), seguramente estaría muerto. Te entiendo perfectamente, a mi tampoco me gustan esas cosas, pero si salen... salen. Son como esa sensación de vértigo. Si te miro, me subes a las nubes, parpadeas y... caigo al suelo. Pero justo antes de llegar, vuelves a abrir los ojos, y sin querer me salvas. Aunque la sensación de morirme cada vez que te miro me la llevo puesta.

Sentimientos, sí, esas cosas que taaaaaan poco nos gustan. Yo sé hasta donde llegan mis sentimientos. Sé que lineas traspasan. Sé que me gustas, sé que me interesas, sé que me fascinas, sé muchas cosas. Incluso sé donde parar. Me paro justo antes de llegar a un bache en el que pone "enamoramiento". No vaya a ser que me tropiece con él y caiga de bruces contra tus pies.

Y... no te entiendo. Ser "loquetúconsideraríasseramigos" no estaría mal. Yo me divierto hablando contigo, nos llevamos bien, no nos odiamos mucho. Pero no te sale ser así conmigo. No te sale ser nada conmigo. Bueno, sí, te sale ser tú misma. Y eso es lo que más me gusta de tí. Resumiendo, me gusta de tí el hecho de que no podamos ser nada porque... mmmm... vaya, una laguna. Yo creo que en ocasiones ni tú misma te entiendes. Y si te entiendes... exijo una explicación (si no fuese porque me das miedo).

Joder, tampoco me está quedando muy cursi, pero paso de cambiar lo que he puesto arriba. Tal vez para que quede supercursi debería poner un poco más sobre lo que siento, pero entonces todo esto se llenaría de vómitos (de arco iris) de otras personas... y no quiero ensuciarlo.

Chao!

PD: Lo siento por la puta mierda de actualización, pero estoy totalmente en blanco.

lunes, 21 de febrero de 2011

Verano fatal/A oscuras.

Le dije, súbete a mi vida, que te llevo donde sea
Paga tú la gasolina que mueves por mis venas
Y es que el avión cayó en picado antes de despegar
No habíamos ni hablado y ya quisimos bailar

Y se puso a llover o las nubes empezaron a llorar
Y lloré yo también, tú sin embargo echaste a volar
No había sitio para los dos en tu paraguas negro
No había sitio para el amor en tu corazón muerto

Que cunda el pánico en tus ojos que morirán de sequía
Se tornarán sin luz en rojos cuando emprendas tu huída
Y llegaste así hasta una cruz que no te dio el perdón
Los clavos de tu ataúd son la justicia de algún señor

Y no nos quemamos en ese verano fatal
Fue el más frío en años, culpa de la soledad
Y en otoño crujen las hojas como sentimientos al pisar
De qué sirve cuando lloras si en el suelo van a terminar

Y yo me quedé ahí parado viéndote marchar
Si me gustas a mi lado, de lejos me gustas más
Quizá dejaste explicaciones en forma de huella borrada
Quizá debí pedirlas en condiciones y no obtener nada

Si me dices no me toques, no estoy hecha para esto
Tartamudeo como un torpe y lo mismo te contesto
Sí, nada serio sin responsabilidades, tú me lo diste
Y me lo quitaste para nadie, y ahora nadie está triste

Y me veo en cada palabra y en cada vaso de coñac
Traduciendo la maldita carta para Marlon de Kerouak
Y me veo en cada canción y en cada pantalla
No es ninguna de acción sino en Casablanca

Y me dejas, me dejas, me dejas, sin la luz del sol
Escuchando a Nacho Vegas con cuchillos en el cajón
Y me dejas, me dejas, me dejas, sin la luz de la luna
Escuchando a mis penas y pasándolas muy putas

Quizá seamos iguales que el Romero ante este dilema
Que nos sobran los “te quiero”, nos tiemblan las piernas
La solución no es, querida mía, echarse la soga al cuello
Es esperar otro día a que seamos alguien nuevo.

jueves, 17 de febrero de 2011

Annie.

     ¿Está feliz? ¿O quizás triste? No se sabe. Siempre lleva el rimel corrido. No le queda mal. El carmín rojo, sin embargo, siempre está en su sitio y bien retocado. Así les gusta a los clientes. Esa apariencia de Lolita triste y maltratada era algo que ponía a esos cerdos. Seguramente al que iba a ver ahora también.

     -¿Quién es?- sonó desde el telefonillo después de que la chica llamase.
     - Annie, su cita para esta noche.

     Se abrió la puerta y entró al portal. El descansillo daba auténtico asco. Seguramente algún mendigo lo usaba para dormir y hacer sus necesidades. Las bombillas estaban fundidas, o al menos la mayoría. La pintura de las paredes, de un color ocre gastado, estaba cayéndose a trozos, creando desconchones donde algún gilipollas sería capaz de ver la cara de Jesucristo.

     - Pasa, puta- era un hombre de unos 40 años, gordo, sucio, olía a tabaco y a whisky barato. Llevaba una camiseta blanca, vieja, y unos calzoncillos que dejaban ver que ya estaba listo para la acción.
     - ¿Quieres empezar por algo en especial?- y pensó que a saber cuanta viagra iba a necesitar ese tipo para estar más de una hora que duraba su servicio en marcha.

           No se complicó mucho la vida. Todos empiezan igual. Se la sacan y piden mamadas. Esa vida era suficiente motivo como para llevar el rimel corrido. Tras un rato muy breve de rodillas, echaron un polvo penoso, de esos en los que hay más de mentira que de verdad. Y todo por lo visto sin necesidad de la milagrosa pastillita azul. No estuvo en ese antro llamado casa más de media hora. Y de esa media hora, los 5 últimos minutos los pasó en el sucio aseo metiéndose una raya de algo que le hiciese la noche más llevadera.

           Salió del portal de mendigos con 60 euros más, pero con menos dignidad que con la que entró. ¿Dónde estaban los sueños? ¿Dónde estaba la vida dorada que ella deseaba? ¿Y dónde está ese príncipe azul que las salva a todas? En la vida de Annie pocos sueños y colores había, salvo las fantasías de sus clientes y los colores oscuros y nublados de su mente.

           Cuando tomas algunas decisiones en la vida te parecen las más adecuadas en el momento en que las tomas, pero es porque el futuro es tan hijo de puta que no se preocupa por el presente. No nos cuida. Dejar el instituto no era tan malo. Ya encontraría algún trabajo, aunque no pensaba que iba a ser ese. ¿Qué pensaría su familia si la viese? No les importaría mucho, ya hace cuatro años que se escapó de casa y no los ha visto desde entonces…

           -¡Zorra! ¡Puta!- le gritaron unos chavales desde un coche que pasó a su lado a gran velocidad.
           -¡Borrachos bastardos!- gritó Annie.

           El coche se paró en seco, dando un frenazo que quebró la noche de la misma manera que lo hizo con la valentía de Annie. Se bajaron tres chicos, que la rodearon enseguida. Acertó en lo de borrachos, y en lo de bastardos seguro que también.

           -Vaya, vaya, ya no gritas tanto eh zorra- dijo uno de los chicos agarrándola del cuello.
           -Vete a la mierda- dijo Annie. Luego le escupió en la cara.
           -Grave error, putita. Agarradla.

           Mientras dos de los chicos la agarraban de los brazos y las piernas y la apoyaban contra una pared, el otro le levantó la minifalda y le bajó el tanga. Entonces, al tiempo que el muchacho acercaba su cara a la de Annie, esta pudo ver la depravación y la locura en los ojos del chico. En esa pupila dilatada sólo veía miedo. Seguramente los tres iban puestos de algo. El chico se la metió sin condón mientras reía con sus amigos. “Ojalá fuese eyaculador precoz” pensó Annie mientras lloraba. Los chicos que la agarraban le desgarraron la camiseta y empezaron a manosearla.

           ¿Qué había hecho Annie para merecer eso? ¿Acaso no llevaba ya una vida de mierda para que se la pudiese castigar así además? Cada pensamiento iba acompañado de pares y pares de lágrimas que de nada servían, pues acababan en el suelo. Sólo servían para no pensar en que estaba siendo violada.

           La justicia siempre llega tarde, como en este caso, en el que un coche patrulla pasó por ese lugar… dos horas después del suceso. Sólo encontraron una chica semidesnuda, llorando y sangrando. ¿Acaso a partir de ese momento iba a cambiar su vida en algo? Pues no sé, no conozco a esta tal Annie, pero espero que le hayan ido bien las cosas.

viernes, 11 de febrero de 2011

Biblioteca.

Si, si, muy interesante. Ajá. Balance por aquí… Edificación densa por allá… Por Dios (politeísmo repentino), que pase una mosca por delante de la lámpara, que a la mujer de la limpieza se le caiga encima una estantería, que se abra la puerta y aparezca algún famoso… ¡Por Dios que algo me distraiga!

Y en efecto, apareces tú para hacerlo. Estoy sentado en la mesa del rincón, yo solo, la mayoría de las mesas están vacías. Muerdo el bolígrafo, o jugueteo con él entre los dedos, mirándote absorto desde que has entrado. No eres mi tipo, no me gustas, no sé qué tienes, pero me llama la atención. Tal vez sea que me has sonreído cuando has entrado. Aún así te has sentado en la mesa más alejada de la mía.

Sigo con mis tareas. Resúmenes y más resúmenes, así se puede resumir mi vida (risa ingeniosa). Soy incapaz de concentrarme sabiendo que estás ahí, así que levanto la vista y observo. No sé que estudias, ni me importa. Sólo sé que los rayos de sol que entran por la ventana hacen que tu pelo desprenda reflejos dorados. Entonces dejas de escribir (quién fuese bolígrafo para estar en tus manos), alzas la cabeza y me miras. Me sonrojo y vuelves a sonreír.

Estás haciendo que esto sea divertido. Ahora deseo que la mosca que está pasando por delante de la lámpara se marche para no distraerme de ti. Yo que tú cerraría los ojos, porque con ese color miel, va a ir a por ellos directamente. Pero… ¿sabes? No es la mosca la que se va a ir a por ti. Me has hecho un gesto con la cabeza, y cuando me he puesto de pie no has negado nada, sólo te limitabas a seguir mirando y asintiendo.

La poca gente que hay contempla la escena. Voy hacia ti apartando mesas, dándole patadas a las sillas y a las mochilas que hay en mí camino. La gente se queja. No sé si por el ruido o por envidia que tienen del beso que te acabo de regalar. Nos separamos, nos miramos, miramos alrededor, nos volvemos a mirar, sonreímos y nos abrazamos mientras volvemos a fundir nuestros labios.

Tiro tus libros de encima de la mesa. La gente cada vez está más preocupada. Te quito la camiseta azul añil que tienes y la tiro por ahí, seguramente se mezcle con el cielo. Me desabrochas la camisa y ahora nuestros cuerpos están más juntos y calientes. Este momento es como un ascensor, subimos y bajamos del cielo al infierno en cuanto te abres de piernas y yo mando a la mierda los botones del pantalón…

En mitad del viaje húmedo a tu trocito de paraíso algo me zarandea y me separa de ti. La de seguridad me coge del cuello y me empieza a gritar y a echar la bronca con insultos e improperios (cerdo asqueroso es el más suave), me pide que abandone la biblioteca (¿por qué a ti no te dice nada? Maldita furcia). Yo que soy bastante carismático sonrío a esta mujer tan agradable, y entre los copos de nieve de mi boca le digo a la señora que se deje se amarguras y que haga algo por el bien de la humanidad. Que nos case en medio de la biblioteca.

La gente puede pensar que estoy loco. Pero tú no. Tú dices que sí con ilusión. Y con tu sonrisa convences a la gente para que se ponga de nuestro lado. Todos empiezan a aplaudir y a la segurata de pacotilla no le queda más remedio que oficiar nuestro matrimonio entre libros, estudiantes, señoras de limpieza, moscas, rayos de sol y demás… Nos besamos antes de que nos dé permiso, pero nos da igual. Como recién casados que somos, te voy a llevar de luna de miel a mi mesa. Seremos felices en ese rincón de esa biblioteca de ese barrio de esa ciudad…

Vaya… mirar a una mosca da mucho de sí. Vuelvo a mi mundo hasta que entras por la puerta y sonrío.

lunes, 7 de febrero de 2011

La isla de los erizos.

Me levantó el sol como se levanta Salamina
al norte, Angistri al oeste y al sur Poros en el Egeo.
La península de Methano, a kilómetros desde la esquina,
íbamos adormecidos cuando embarcamos en el Pireo

Siento decir que no vimos el templo de Afea,
de los tres sagrados con el del cabo Sounion y el Partenón.
Antigua rival de la capital de Grecia, nuestra casa Atenas,
en esta sarónica el Monte Oros nos regaló el sol

Pisamos la arena antes de bañarnos en el agua de la ninfa,
entre sus pechos de piedra dormían erizos,
pero con unas y otras los pinchazos serían caricias.
Tras salinizarnos el cuerpo qué mejor que comer con amigos

Y sentados en una terraza que fue capaz de hacer turco
al más grande de los hombres, y con grata compañía
de las muchachas más guapas y mis amigos juntos,
comimos, bebimos, reímos ante Ouzo y sandía.

La rubia inocente pelaba los erizos a botellazos,
veíamos a la gente hacer turismo, la columna de Apolo tal vez,
la tumba de Focos, tanto por ver, que seguimos sentados
dejando que el alcohol nos lo enseñara a más beber.

Pasamos horas con nuestras propias batallas de Mícala y Platea
hasta que las tortugas echaron a andar de vuelta al barco.
Paleocora nos dice adiós arañando nuestra piel morena;
se puede disfrutar, pero aquí lo hicimos demasiado.

¿Qué acabo de contar? Es tan solo un reducto de un viaje
de esos que te cambian la vida, que aprendes y añoras,
que conoces a gente estupenda y te nutres de paisajes,
que aunque no esté allí, lo estoy viendo ahora.

sábado, 5 de febrero de 2011

Ampollas.

No sé, lo pienso, y la verdad es que en estos momentos mi vida no es gran cosa. No estudio (o al menos no por obligación, pero sí por mi cuenta), no trabajo (cosa entendible viendo la situación actual), sin embargo, si hago que cada día valga la pena.

Me levanto y voy a la biblioteca, ya conozco algunos rostros, como la abogada con muleta, el chaval del pelo largo que se preparar para el MIR, las dos estudiantes de biología que siempre sonríen y cuchichean… todos ellos están allí un buen rato, yo sólo voy dos horas y media. Esa biblioteca no es que sea gran cosa, pero está lejos y me gusta pasear por la mañana mientras escucho música.

Vuelvo a casa entre humo de tubos de escape, señoras con carros de la compra y jóvenes pelleros con sus porros y sus pintas extrañas, haciendo alardes de bravuconería en los bancos. Pero yo voy a lo mío. Lo mío es preguntarme ¿qué coño estoy haciendo con mi vida?

La respuesta la encontré hace un par de semanas, mirándome a las manos. Estaban vacías, pero aquello iba a cambiar. Si quiero ser escritor, me voy a poner a ello. Si quiero ser actor, me voy a poner a ello. Si quiero ser músico, me voy a poner a ello. Todo eso se resume en ampollas.

Ampollas en los dedos de aporrear el maldito teclado del ordenador, escribiendo cosas sin sentido, que son las que más me gustan, y contando historias extrañas. Me gusta escribir. De una simple idea que surja en mi cabeza puedo sacar líneas y líneas. Y ahí están, algunas para ella, otras para nadie. No cumplen ninguna función, salvo la de bienestar conmigo mismo. Tal vez no se me dé bien, ya se sabe que ahora escribe cualquiera que sepa juntar dos palabras.

Si quieres ser actor, no tienes por qué sufrir de ampollas, o al menos no de ampollas físicas. Es simplemente tener suerte. Yo ya soy actor. No gano dinero, lo hago porque me gusta y me lo paso bien. Lo hago por ese grupo de teatro al que yo ya llamo familia. Hay días de ensayo duros y hay días que no son nada. Pero eso es ser actor, estar ahí siempre. Hay actuaciones que salen bien, y actuaciones que salen mal. Los actores son humanos. Tal vez no se me dé bien, ya se sabe que ahora actúa cualquiera que tenga enchufe.

Ampollas en los dedos de las cuerdas del instrumento. Estas son las que  más duelen. No llevo mucho tocando, ya he dicho antes, un par de semanas. Pero lo he cogido con mucha ilusión. Estoy hasta en un grupo de música y todo. Cuando ensayamos, es nuestro pequeño momento de libertad. Cuando no hay problemas de estudios, ni de amores, ni familiares ni nada. Sólo estáis la música y tú. Tal vez no se me dé bien, ya se sabe que ahora es músico cualquiera que tenga un poco de suerte.

Estas tres cosas y alguna que otra más son las que hacen que aproveche bien el día a día. Que si un día no escribo, actúo, y si un día no actúo, ensayo. Bien es verdad que si tuviese mucha suerte, podría vivir perfectamente de cualquiera de las tres cosas. Pero si os dais cuenta, ya vivo perfectamente gracias a esas tres cosas. Porque se vive bien cuando te esfuerzas por algo y lo consigues. Tal vez aún no haya conseguido nada, pero me basta con el esfuerzo, y si un día me siento inútil, sólo tengo que mirarme las manos y ver las ampollas, pequeños trofeos.

martes, 1 de febrero de 2011

Cógeme si puedes.

Soy filibustero del barco que atraca en tus pestañas.
En tu camarote, tu orgullo entona alabanzas.
¡Qué blanca pareces con el sol que guía al mar!
¿En cuántas comparaciones te gana la libertad?

"Cógeme si puedes" me gritas desde ahí fuera,
hace ya tiempo que estoy durmiendo bajo la hierba.
Mira el sitio exacto donde crece una flor,
entre esa tierra, antes de robarlo, había un corazón.

Si lloviendo te dejabas caer hasta Sol desde Callao
con el viento empujando para estar a mi lao.
Mira, mira a ese mendigo regalándote poesías
y yo soltando ladridos como si fueras mía.

"Cógeme si puedes" me gritas cuan.do te has ido.
No puedo beberte más de lo vivido
¡Qué soñadora pareces entre estas letras!
¿Cuántas redes esquivas mientras vuelas?

Soy la bandera de mástil más alto de tu mirada,
y tú con los ojos cerrados pa romperlo y ver si me matas.
Y yo con tu orgullo y mis prejuicios vestidos de miedo
estoy haciendo fuerza para ver si soñando llego a tu cielo.

"Cógeme si puedes" me gritas una y otra vez,
¿es que no te enteras de lo que puedes doler?
Mira lo imbécil que soy y como sigo detrás
aunque la ironía de tu nombre me vuelve a llamar

Si caminando por el parque nos hicieron pareja
y el frío del autobús se convirtió en tus putas rejas,
y yo con la sangre caliente por estar ahí contigo,
¡deja de gritar al cielo “que yo solita te olvido”!

"Cógeme si puedes" me dijiste en un susurro
y yo nadando por tus venas dejando surcos.
¡Qué idiotas parecemos los dos en este puerto!
¿Cuándo desembarcamos? joder, el mar ya está muerto.