lunes, 6 de febrero de 2017

Charcos de sangre

Por vivir entre tus costillas,
por morirme en tus rodillas,
por tu boca de algodón.
Por todas las heridas
que sangran las pesadillas
y no cura ni tu alcohol.

Porque un cactus no se pudra
y porque no sea mi culpa,
es que a veces no soy yo.
Por si hiciese como una luna
y dejase tu cama entre las dudas,
lo siento, es que no sé ser dos.

Hay en el suelo torres con espadas
que resuenan en mis pisadas y ya ves,
tengo charcos de sangre bajo los pies.
Donde las cruces no se ahogan,
y es que no pasas mis horas, no lo sé,
no está hecho el hambre para este querer.

Por resucitar en tus latidos,
porque se copien los míos
y no suenen tan mal.
Por ser un ave sin nido
hasta que fuiste un abrigo
en las ruinas de mi ciudad.

Porque siga naciendo la primavera
por donde pasas mis poemas
y que no haya que regar.
Porque te prefiero seca y de arena
antes que afilando venas
que no sé nadar.

Hay en el suelo torres con espadas
que me ganan la batalla y ya ves,
tengo charcos de sangre bajo los pies,
por no ser más listo que el hambre, no lo sé,
pero es que pasan las horas, las prisas me ahogan,
no está hecho el tiempo para este querer.