domingo, 24 de septiembre de 2017

El cambiacapas

Estimados pocos lectores:
Que actualice poco no significa que no escriba. Estoy escribiendo un libro cuyo nombre es Canciones difíciles de escuchar, y es una recopilación de canciones sin música, de versos que duelen como agujas y que llevo desarrollando ya unos cuantos meses. Voy lento porque quiero estar contento con todo, y no quería subir nada de ese libro al blog para que fuese totalmente nuevo, pero supongo que un breve adelanto no nos hará mal a ninguno, ni a mí, que aquí lo dejo, ni a ti, que tendrás la (buena/mala) suerte de leerlo. 

Me perdono por las noches en casa
mientras se quemaba Malasaña
y yo haciendo que sé escribir.
Me perdono por todas las palabras
que trafico como si fueran hadas
pero quedándome las que son para ti.

Me perdono por todos los viajes,
sin saber lo que duelen los baches
que me da cada mapa lejos de tu vera.
Me perdono por no saber tratarte
como se merecen las rosas que aparte
se desnudan matando a la primavera.

Me perdono por despertar en la rutina
que empezó a construir la ruina
que no supe ver en tu gesto torcido.
Me perdono por si he matado a tu risa
con mis asuntos de ventana y cornisa
pero es que sólo me salvan tus oídos.

Me perdono por todos los regalos
que se quedaron sin lazo
y que usé para abrocharme la cabeza.
Me perdono por no bailar en tus zapatos
si yo reía y tú estabas gritando,
pero es que esa canción era pura mierda.

Me perdono por toda la indecencia,
por lo indebido y lo que me rodea,
fotos, canciones, poemas sin destinatario.
Me perdono por tener esta guerra,
y que la paz me viene sin merecerla,
supongo que sé jugar a ser Dios y el Diablo.

Me perdono por todo lo que he llorado
hasta inundar este cuarto,
pero es que he aprendido a nadar.
Me perdono por haber “mal querido”
pero por eso mismo me permito
hacerlo todo mal una vez más.