lunes, 28 de marzo de 2011

Cristal de menos.

Apunte: Todo lo que vas a leer a continuación ha ido tomando forma en mi cabeza desde el día 23 de Marzo hasta la madrugada del 27 del mismo mes, noche en la que dormimos una hora menos.

Me encuentro volviendo de norteña (me gusta llamarlo así). Acabamos de salir. El autocar está lleno de gente, pero aún así he conseguido crear mis "asientos de soledad". Apoyo la cabeza contra el cristal y me estiro plácidamente. A mi lado no hay nadie. Mi compañero se ha ido un par de sitios más adelante para poder dormir. Aún así sigo escuchando sus gracias con voz afónica. Delante de mí no sé si hay alguien, y no me importa mucho, la verdad. En los del otro lado del "pasillo" hay una parejita dándose besos y achuchones, y van a seguir así gran parte del viaje, entre cabezadas cortas. Detrás, 2 ó 3 amigos charlan animadamente sobre lo que ha sido el viaje y demás... y los demás, me importan más bien poco.

Llevamos pocos kilómetros. Yo, empanado, mirando por la ventana, empiezo a ver llover. Era de esperar, estaba todo tan gris... Es un paisaje bonito. Me gusta la lluvia. Agradezco su compañía hasta incluso la última noche en la que se ha fraguado esto. O eso al menos escucho fuera. Noche corta.

El traqueteo hace que la cabeza me rebote cada poco tiempo contra el cristal. Me distrae de mi carrera de gotas de agua. Es justo en ese momento en el que empiezo a crear. Se me hace corto, y aunque podría rellenarlo de tí, no quiero. pero que conste que estuviste en cada gota y en cada golpe. Tristeza y dolor. De verdad.

[...]

Llevo ya unos días en Madrid, y esto sigue igual. Desde que llegamos no he dormido bien ninguna noche. Lo único que me sale hacer es inventarme historias hasta quedarme dormido. Pero es un sueño incómodo. Debe ser cosa de que últimamente los días también lo son.

He estado hablando con unas amigas sobre mí (tema que me encanta). Me aburre todo de repente, quiero cambios en mi vida, emociones, algo sobre lo que hablar que no sea lo de siempre. En ello estoy, no ahora, ahora estoy en la cama, en una noche que dormiré menos. No sé si lo notaré. Me acuerdo del viaje de hace unos días. Risas y grupitos. Alcohol, tablas, playa. Parejitas (¿envidia tal vez? No). De que todo era diferente y de que ojalá todo fuese así siempre. Cada día un viaje, un lugar, lluvia de otros sitios. Camas de hoteles, baños sin pestillos. Volvernos locos con el vino y el pan...

Joder, esta noche tengo una hora menos para dormir, y la he gastado pensando en esto. Mi ritmo de vida no me lo agradecerá. Espero acordarme de todo esto cuando tenga decidido escribirlo.

Y más o menos lo he hecho.

lunes, 21 de marzo de 2011

Nana oscura del tipo joven.

Siendo sinceros, es demasiado joven para cuidar rebaños
Y en pocos años, nunca le ha importado ser poco experto
Mírale, qué más puede hacer, si es por una sonrisa
No le falta prisa, soplando la brisa sus barcos de papel

No sé qué peces tiene en la cabeza que le hunden en el mar
Para luego nadar, salir a flote para respirar aunque piensa mejor muerta
Y nunca se va a dormir sin antes pensar en algo imposible
Movimiento movible, la calma invisible sin ganas de vivir

La cama una carpa y la almohada un trapecio para saltar
En su circo circular, payasos a llorar y domador de nada
Y su cuerpo es tan oscuro que hace sombras en la oscuridad
Le basta ponerse a pensar, nada de felicidad porque no es tuyo

Qué tonto él de pie llorando y ella en una limusina de luto
Flores blancas y vestido impoluto, y él todo enjuto mirando
Dale fuego, que no va a terminar y estará ahí contigo soñando
Cementerio en los zapatos, pasos paseando para siempre llegar

Y ya lo ha dicho muchas veces que pasa de una vejez blanca
Cabeza de nata, manteado en la manta y de joven a los trenes
Le pusieron dos clavos a sus alas pero seguía pudiendo volar
Cadenas nunca pesar, le sobraba desear aunque todas eran malas

Sin pasar de treinta primaveras no ha decidido retrasar el fin
De joven mejor morir, vivió para sonreír entre sus piernas
No ha perdido el tiempo, lo invierte en locura
Su cara es la cura, su cuerpo la cuna y en general su templo

Ya tuvieron bastante de su ego pero pidieron más, y más, y más
Él no debía acabar, no hay infiernos para cantar, que lo deje para luego
Si dios existe lo verá desde la orilla con las olas borrando su camino
Caminante desatendido, atendiendo los ríos comparados con la vida

¿Crees que puedes ayudarle, hermano? Y te lo dice a ti, soñador
Curioso lector, hazle un favor, no le digas que el sueño ha terminado
Le quedan más ciudades que limpiar siguiendo la calle principal
De su mano bailar, de su muerte matar, sigamos antes de terminar

Si fuera cierto el incendio forestal nadie se hubiese quejado
De párrafos extraños, de sinsentidos sin tejados, y no entender nada hasta el final
Yo tampoco lo entiendo, pero tenía anoche en la mente
Hablar de la muerte, que de joven me lleve, y no morir envejeciendo
Sufriendo, tosiendo, mejor joven queriendo, riendo
Y por ella y por mi, sobre todo, escribiendo.

jueves, 17 de marzo de 2011

H. M. Inspirated.

Qué bien estaba en mi puta torre de marfil. Las lápidas del cementerio de alrededor frenaban la inmensa marea de mierda que intentaba azotar sus paredes para mancharla de recuerdos innecesarios.

Azar, me río del azar... eso que se lo queden los imbéciles. Destino, me río más aún del destino... eso que se lo queden los que crean. El caso es, que sea lo que sea, los muertos han despertado.

Tal vez por culpa de la foto de Marilyn o por la frase de Oscar Wilde, pero el caso es que se han levantado, y ahora sus fosas vacías no son más que pozos donde se acumula la mierda, que estalla los cimientos de la torre. Y ellos se dejan arrastrar hasta lo más hondo para salir a flote después y haciendo que todo volviese a ser como antes.

Y la torre no es de marfil, sino de huesos, y la marea, no es más que lluvia limpia, clara y transparente como los recuerdos.

lunes, 14 de marzo de 2011

Ídolos.

Son desiertos secos mis labios
Cuando no los riegas con tu sonrisa
Si me enfría el aire en verano

Voy a secar las nubes gritando
Que yo también te quiero
Aunque no sepa demostrarlo

Quiero que me hagas daño
Si sientes que te he fallado
Ídolo hundido en el barro

Si no te molestó mi rostro
Ni mi aliento en invierno
Llovamos juntos hasta otoño

Agárrate a mis cuerdas si te caes
Para salir del pozo y llora en mi hombro
Me da igual que con mares lo manches

Y que extraña es la necesidad
Cuando no hace falta hablar
Y sobran los abrazos de la amistad

No te puedo ofrecer el mundo
No sé si lo que te doy es suficiente
Pensándolo bien, te ofreceré Saturno

Así que, tráelo, déjamelo, que lo baño en plata
Lo guardo en oro y lo quemo en la hoguera
De sueños que haces al borde de mi cama

Escribiré lo que tengra que escribir
Para que sigas a mi lado, negando abrazos
Pero sabiendo que lo haces por sonreír!

Ya suenan palmadas en la ciudad
Algunos porque beben y celebran
Yo, en cambio, porque nunca dejas de llegar.

viernes, 11 de marzo de 2011

Confesión.

- Ave María purísima.
- Sin pecado concebida.
- Confieso, padre, que he pecado. O eso al menos es lo que creo.
- Cuéntame, hijo. Cuéntame.
- Verá, padre, yo antes no era creyente. No había para mí dioses que me guiaran hasta un iluminado fin, hasta que la vi a ella. Al verla, enseguida tuve que creer en Dios, pues si no, ¿quién iba a mandar semejante criatura, tan hermosa, a la Tierra? Tuve mis dudas, pues también tuve que creer en Satán, pues si no, ¿quién iba a mandar semejante criatura, tan hermosa, al mundo terrenal, para hacer de él un reino lascivo y lujurioso? Tuve pensamientos impuros, todos desde el respeto creado en mi ficción. Pero padre, para no tenerlos, si usted hubiese visto esas piernas, que van desde lo más profundo del averno, desde donde un pecador como yo, sube por ellas hasta el cielo de sus labios. Si hubiese visto usted ese cabello dorado como lo vi yo, cayendo como un manto de sol encima de la nieve, hubiese pensado igual, padre. Dígame, ¿he pecado?

lunes, 7 de marzo de 2011

Disfraz de carnaval.

Vísteme de lágrimas al perder el tiempo
Que la gente me dice que me sienta bien
Se han roto los sacos que tapaban mi cuerpo
Pero estoy preparado para algo nuevo otra vez

Cargado de maletas para irme de vacaciones
Al vuelo de tu falda esperando a que corra el aire
No recuerdo si hice una calle con tu nombre
Pero levanta los tacones que aún no es tarde

Y de los volantes paseamos por tu cintura
Tú con tu blusa de vivos colores
Y yo con mi ropa de colores de amargura
Que no han cosido ninguno de los corazones

Cómo me acuerdo de aquellos carnavales
Yo que no tuve ni miedo ni vergüenza
Pero por primera vez no bastaron los disfraces
Para salir corriendo de tus miradas austeras

Vísteme de sonrisas al pedirte perdón
Que la gente me dice que no sirve para nada
Si puñados de rechazo recibo desde tu interior
Era lo nuevo para lo que me preparaba

Prefiero entonces coger mi equipaje y viajar
Desde tu falda, hasta lo más corto de tu pelo
Y desde allí arriba, entre castañas observar
Cómo llenas las calles de las sobras de sentimientos

Y dejarme caer, y hundirme en tu mirada oscura
Llevo el disfraz de vivir a mil batallas
Con fedora y chaqueta de vivir aventuras
Y un látigo hecho con tus pestañas

Cómo me acuerdo de aquellos carnavales
Yo que no tuve ni miedo ni vergüenza
Pero por primera vez no bastaron los disfraces
Para salir corriendo de tus miradas austeras

Vísteme, que me acuerdo de los carnavales
Yo que he sido pirata, y con la cara pintada
Pero no, ahora no quiero disfraces
Quiero ir, de tipo vestido de no conseguir nada.

viernes, 4 de marzo de 2011

Liebre de Marzo.

Ben: Tú primero.
Mateo: No, no. Tú primero.
Rob: Panda de mierdas. Al final lo haré yo primero… después de obligaros a vosotros, claro.
Mateo: Es que… ¿para qué hacerlo?
Ben: ¿Y por qué no?
Mateo: ¿Por qué morir?
Ben: ¿Por qué vivir?
Rob: Eso es fácil, morimos porque vivimos, y vivimos porque algo tendremos que hacer hasta que muramos (y enciende un cigarrillo).
Ben: Visto así…
Mateo: Así visto…
Ben: No me convence.
Mateo: No te veo muy convencido.
Ben: Yo a ti tampoco.
Mateo: Es que visto así…
Rob: Eh nenas, si queréis os ayudo a decidiros. Es fácil, se mueve un pie y el cuerpo lo sigue, el camino no es muy difícil, es todo recto hacia el infierno.
Ben: ¿Y por qué el infierno?
Mateo: ¿Y por qué no?
Ben: ¿Por qué no el cielo?
Rob: Porque lo último que estás haciendo con tu vida no es ir por el sendero del Señor, eso te lo aseguro.
Ben: ¿Estamos locos?
Mateo: ¿Te interesa saber eso ahora?
Rob: Si, locos como una liebre en Marzo. Si no, ¿qué haces aquí?
Mateo: Eso, ¿qué haces aquí?
Ben: Terminar, todo termina.
Mateo: Cierto, todo termina.
Rob: Esto termina porque tú quieres.
Ben: ¿De verdad quiero?
Mateo: Tú sabrás. ¿De verdad quieres?
Rob: Si no quieres, has querido. Porque si no, no me explico qué haces aquí.
Ben: Las vistas son bonitas.
Mateo: Sí, sí. Entonces, tú primero.
Ben: El primero en cuanto lo hagas tú.
Rob: O los dos a la vez (y lo hizo). Vaya, ahora que veo cómo termina, no sé si quiero yo también. Visto así… no me convence del todo. ¿Para qué vivir? Para aprovechar el tiempo antes de morir, el infierno puede esperar.
(Y bajó de la azotea, por dentro del edificio, claro).