lunes, 19 de octubre de 2020

Vino, cerveza, ouzo y mistela

 

A mí quítame ganas y verás que en mis manos

queda el ruido de los pasos que se escapan de madrugada.

Tráeme vino y saldrán en estampida

todas las canciones prometidas que nunca te he escrito.


A mí dame un bate que esos monstruos en el parque

esperan por mi carne, en tus labios aún queda sangre.

Tráeme cerveza y te juro que jugamos

a la lluvia en los zapatos de Leiva.


Por si decides venir, yo ya solo espero

a que hagan efecto estas pastillas para dormir.

Que he estado viviendo como una vela en el viento,

solo fue perfecto cuando no pasaba el tiempo.


A mí dame una revolución y verás que son hermosas

las taquicardias y sus sombras tatuadas en el corazón.

Tráeme ouzo y también pon el hielo

que llevas entre los huesos y siempre fue tuyo.


A mí quítame noches que me vale con el mar

para echarme a bailar y en las olas tu nombre.

Tráeme mistela y no sabré lo que digo,

escribiré sobre mí mismo en un par de poemas.


Por si decides venir, yo ya solo espero

a que hagan efecto estas pastillas para dormir.

Que he estado viviendo como una vela en el viento,

y como dice Elton, sigo de pie después de todo este tiempo.




domingo, 4 de octubre de 2020

Tres aeropuertos [que tengo que]

Destruéname este cielo que tengo cuentas pendientes

con el tendal. Colgaré los jirones del desierto,

las huellas en la nieve, las tardes en la central.

Que tengo que ver si apareces, que si te mueres,

yo no sé si me rompo, pues nada sé de cierto,

todo lo sé de supongo.


Ándate este camino que tengo mil pesadillas

y te van a espantar. Van sobre estar conmigo,

de encerrarte en las costillas, del miedo a volar.

Que tengo que irme a su cama, donde duermo en calma,

que de su nombre salen olas y rompen como dos ombligos

para que nunca duermas sola.


Enséñame tus dudas que yo también tengo ríos

calientes de alquitrán. A veces los besos me curan

de este estar solo y vacío, a veces solo son soñar.

Que tengo que ver si me quieres, si por mí te mueres,

para qué todo este roto, yo nada sé de cierto,

todo lo sé de supongo.


Y destruéname este cielo que tengo mapas del mundo

que tachar. Son pocos tres aeropuertos

para un vagabundo que habla más que callar.

Que tengo que sacar las espadas, que no caben más espaldas,

y es que se pone tan bonita, como las nubes entre vuelos,

como cuando tú me miras.


Encállame este barco que ya está aburrido del revuelto,

de tanto azul del mar. Qué tendrán las noches sin un faro,

del baile blanco de los pañuelos, de nunca venirme a buscar.

Que tengo que ver si tú quieres, si te vas y tampoco vuelves,

yo no sé si me rompo, que yo nada sé de cierto,

todo lo sé de supongo.