Ya me lo dijo Leiva, hay que ponerle sangre al grito,
pero este río que me lleva no conoce mares tranquilos.
Sonó la casa morada rompiendo sus paredes,
no hay manos ardiendo que aguanten estos atardeceres.
Así que me fui pensando en volver
y cuando llegué yo ya estaba allí.
Y en un estado infinito, más muerto que vivo,
crucé miradas con Zahara en el limbo.
Me olvidé de la ruina creciendo en las ausencias,
sigue habiendo gente feliz a dos metros bajo tierra.
Así que por donde piso ya no crecen las rosas,
he visto cosas que solo tú has visto.
Ya me lo dijo Leiva, fue esa puta electricidad,
pero este cuerpo que se quema solo conduce el mal.
Sonó lo que nos merecemos rompiendo con un grito el sol,
no hay semana que se acabe en un domingo de resurrección.
Así que en el espejo no veo la verdad,
por algo será este trago de veneno.
Y en un estado desconocido, más muerto que vivo,
crucé miradas con Zahara en el limbo.
En una habitación de hotel en la nunca he estado
solo escucho una canción que no ha salido de mis labios.
Así que por donde fui solo crecen los incendios,
fuimos un mar en el desierto, solo un error más que cometí.